Asesinar el acreedor y ahorrarse la casi totalidad del préstamo y los intereses es “estilo, costumbre”, en República Dominicana. Así lo reflejan las cifras de muertes de prestamistas registradas en los medios de comunicación. El más reciente de esos casos es el de Oscar Arcadio Rodríguez, de 64 años, asesinado de siete balazos el pasado domingo frente a su hogar en Los Jardines del Norte, de la capital.

Es la segunda víctima de una misma familia que se dedica a prestar dinero.

Su hermano Luis fue asesinado de varios balazos haces seis años y un mes después fue muerto a tiros un colega de ambos, Pelegrín Hurtado (Pelé).

Los tres operaban sus negocios en la misma zona, en las inmediaciones de la avenida San Martín y calle María Montez, en el barrio capitalino de Villa Juana.

Desgraciado para los prestamistas fue el año 2012 cuando mataron siete a tiros, de acuerdo a un somero conteo de estos casos.

Los prestamistas cobran intereses de 20% mensuales, o los dividen en 10% quincenales, y muchos obligan a sus clientes a que les firmen documentos poniéndoles en garantía bienes y propiedades.

Se dice que las personas que se dedican a este oficio no barajan negocios, siempre que les reporte buenos beneficios.

Los casos recopilados en el 2012 son los de David González, asesinado en marzo en Sabaneta de Yásica, de Puerto Plata; y Roberto Castillo Abad, también ocurrida en marzo, en la autopista de Samaná.

Asimismo, José Luis Segura, en agosto de ese año, en Santo Domingo Este; El casacambista José Ambiorix Salas García, ocurrida ese mismo mes en Samana, Juan de Jesús Batista, en septiembre, en La Herradura, de Santiago, y José Mercedes Ureña, también en septiembre en la avenida República de Colombia, del Distrito Nacional.

Otros asesinatos sonados, pero en el año 2011, fueron los de José Rafael Cruz Núñez, en mayo, en La Vega; Yesenia Altagracia Rivera Figuereo, en septiembre, en Santo Domingo Este, Enemencio Aquino de Jesús, en el 2010, en Katanga, Los Mina.