Semana

Vigencia eterna de Cristóbal Colón

Vigencia eterna de Cristóbal Colón

Cristóbal Colón y Fontanarrosa, Primer Almirante de la Mar Océano, resulta el más discutido personaje histórico en relación a su origen y la verdad de donde reposan sus restos mortales.

Ningún gran navegante del siglo XVI, que fue el siglo que “quebró la sordera de los siglos” en el decir del bardo peruano José Santos Chocano en su poema épico Los Caballos de los Conquistadores, Vasco Núñez de Balboa, Pedro Arias Dávila, Diego de Almagro, Francisco Pizarro, Alonso de Ojeda, Juan  de Esquivel y el más osado de todos, Hernán Cortés, el primero que sentó los reales de Carlos V de España y emperador Primero de Alemania, en Tierra Firme del Nuevo Mundo con 400 soldados, ha provocado el revuelo en torno a sus orígenes y finales como Cristóbal Colón.

Los motivos los hay y tienen sus fundamentos en que Cristóbal Colón fue el primer hombre blanco reconocido por un país europeo, que conectó la civilización Occidental con el  mundo  desconocido de entonces al oeste europeo, más allá del inmenso océano en que su final se creyó un precipicio abisal repleto de monstruos, en un planeta que también se entendió cuadrado, no obstante la comba celeste explicar su redondez.

Cristóbal Colón tendrá una vigencia eterna y es un personaje excepcional por el mérito y la osadía de descubrir un mundo salvaje y uncirlo a la civilización europea de entonces, por encima de los detalles mediáticos de su ambición personal y su innegable crueldad, que ha sido siempre, una referencia repulsiva del hombre, pero que primero y por encima suya practicaba Alejando VI, el papa Borgia, dirigiendo tropas de combate “en nombre de la fe”, y concediendo a los reyes de España, Fernando é Isabel, el privilegio de la Bula Intercoetera, que asignaba derecho de propiedad de las tierras del Nuevo Mundo a la corona española.

Que pisó a fondo la prerrogativa corrupta de la simonía, es decir, el perdón de los pecados por dinero.

El tema viene al caso debido a un parte noticioso de la agencia EFE, fechado en Lisboa, el día cuatro de este mes y publicado por El Nacional, en el que el historiador luso Fernando Branco, afirma que el original nombre de Cristóbal Colón fue del hidalgo portugués Pedro Ataíde.

Branco se gastó el esfuerzo de escribir un libro para sustentar su versión, que intitula: “Cristóbal Colón, noble portugués”.

Afirma que el tal Pedro Ataide le apodaban El Corsario, y que la versión original que inspiró a escribir su libro, la encontró en el diario de a bordo del almirante, citado por su hijo Fernando.

En el relato de sus viajes al Nuevo Mundo que dictó a su hijo Fernando, el Primer Almirante del Nuevo Mundo, y en la edición de Dastin, S. L. año 2000, el introductor Luis Arranz Márquez edifica contundente en relación al origen de Cristóbal Colón, conforme a una versión suya propia fechada el 22-02-l498, en que afirma nació en Génova, y de donde salió al exterior.

A partir de esa declaación formal del personaje más trascendente de la historia,  todo lo relacionado con su origen que contradiga esa aseveración, se interna en la arena movediza de la especulación, la fantasía y la leyenda, y por consiguiente resulta absolutamente descartable, idéntico a sus restos mortales que reposan en la catedral de Sevilla.

El Nacional

La Voz de Todos