Opinión

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En los múltiples encuentros que durante más de dos años celebró Danilo Medina cuando buscaba la candidatura, el hoy presidente electo fue insistente para que los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, PLD volvieran a ser personas solidarias y preocupadas por los problemas de los demás. Les advertía sobre la necesidad de ser capaces de “quitarse la comida de la boca” para dársela a quien tuviera hambre, y mandar el mensaje de que cualquier ciudadano puede sentirse confiado en tocar la puerta de un peledeísta seguro de que le será abierta.

 Danilo insistía en esos recorridos que si ganaba la Presidencia, como ha sucedido, empoderaría a la dirigencia del PLD en todo el país para que el partido morado se convierta en el interlocutor viable entre el Gobierno y la población.

 Pues bien. A pesar de las múltiples opiniones divergentes sobre el resultado de los comicios del pasado 20, desde mi punto de vista -totalmente interesado- creo que el análisis de esa contienda tiene que versar acerca del desafío que aguarda al PLD en los próximos cuatro años. 

Lo entiendo así porque el hecho de que el PLD, de manera individual, haya obtenido un 37 por ciento de los votos, significaría-visto empíricamente-que ha habido una desconexión importante entre la mayoría de la dirigencia con los votantes en las diferentes poblaciones.

 El reto es, entonces, lograr que la dirigencia vuelva a conectar con la población, ya que de lo contrario el PLD podría acentuar un declive que por primera vez en una década hace que pierda su condición de partido mayoritario.  Porque si bien Danilo Medina ganó esos comicios de manera convincente-no importan los alegatos del PRD y sus voceros que todavía siguen en campaña-, esa victoria se debe a fuerzas ajenas, algo sumamente peligroso para un partido con vocación de gobernar el país por muchos períodos.

 El empoderamiento de los peledeístas que ha prometido el presidente Medina, es lo que podría provocar que el PLD remonte a su lugar de la principal formación política nacional.  Pero al mismo tiempo sería lo que le garantizaría que en los venideros procesos pueda volver a salir airoso. Por suerte para los peledeístas, lo que Danilo promete, lo cumple.

El Nacional

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