Opinión

Visión de literatura

Visión de literatura

Umberto Eco, que siempre ayudaba a levantar la autoestima a intelectuales con poca resiliencia, dijo: “no tengo idea”; Mario Vargas Llosa, narrador prematuro de novelas profundas como “La ciudad y los perros”, “Pantaleón y las visitadoras” -que ahora ocupa un destacado lugar en revistas españolas del corazón-, dice: “escribir es el centro de lo que hago. No concibo mi vida sin la escritura”. Stephen King, “el motor para mis historias pienso que pasaría si…”. Ernesto Sábato: “surgen para el autor y redacto vidas hipotéticas, caminos que nuestra existencia pudo seguir y no siguió o aún no ha seguido”. “Por honor y honra a las musas”, reclamaba Shakespeare.

Son de frases que algunos especialistas en la materia sintetizan las pocas certezas que se pueden tener sobre la poesía o en la pasión de escribir y la definición de la literatura. Como dice Raul Castagnino: “la literatura se extiende a realidades como la escritura, la historia, la didáctica, la oratoria y la crítica. Es aquello que una comunidad de lectores decide. Y cambia de acuerdo a las épocas”. O sea, hay tantas definiciones de literatura como comunidades de lectores, niveles, lugares.

Si fuera cierto que la literatura otorga al lector el derecho de definición, en ese caso la literatura sería lo que dicen los best sellers, que según el ranking de los libros más leídos en los últimos 50 años, estarían representados por: La Biblia, el Libro Rojo de Mao Tse Tung, la saga de Harry Potter, El Señor de los Anillos, El Alquimista, El Código da Vinci, Crepúsculo, Lo que el viento se llevó, Piense y hágase rico, el diario de Ana Frank.

Utilizando una frase que de distinta forma suelen utilizar algunos críticas, más de la mitad de los best sellers son bocadillos sin sazón, relatos religiosos, chismes de pareja, fantasías, narraciones policiales, autosuperación y muchos etceteras.

La literatura es pródiga en enseñanza. Por ejemplo nos instruye a juzgarnos por nosotros mismos, a dar un toque de carácter a las cosas, a no aceptar las ideas que se nos impongan, cuestionarlas; a crear un pensamiento propio de lo que acontece y nos rodea.

Unos describen la literatura como fuego, porque representa el inconformismo y la rebelión y dicen que la razón de ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica. En sus géneros no hay esos términos medios que la sociedad suprime para siempre. La creación artística es una facultad que convierte al escritor en un perturbador social al convertirse en un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la cima de la pirámide. La literatura se concibe entonces como una radiografía de los matices de un conglomerado.

El Nacional

La Voz de Todos