Opinión

VISIÓN GLOBAL

VISIÓN GLOBAL

Mucho se hablará acerca del legado del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, y probablemente el mayor énfasis se haga sobre su indiscutible solidaridad internacionalista.  Sin embargo, para mí el principal legado de Chávez habrá que situarlo en la defensa de la dignidad de su país frente a actores internacionales para quienes las naciones de esta parte del mundo siguen siendo meras repúblicas bananeras.

 Al margen de lo que digan sus adversarios, el desaparecido líder bolivariano demostró que los tiempos han cambiado y que ninguna potencia tiene ya el derecho a pisotear la dignidad de las naciones independientes.

 La gravitación de Chávez surgió en un momento difícil para la humanidad, cuando a partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre, Estados Unidos dividió al mundo entre quienes se alinean con sus políticas o con el terrorismo.  Un abuso de la administración de George W. Bush que muchas naciones aceptaron, pero que Chávez y otros gobernantes dignos como él denunciaron en su momento.

 Y es que al dividir a la humanidad entre “los que están con nosotros o con el terrorismo”, Bush perseguía una patente de corso para justificar agresiones como las de Irak y Afganistán.

 Imagino que a Bush, Dick Cheney y Rumsfeld les sobraron ganas de lanzar invasiones contra Venezuela y Cuba, por ejemplo, sin que esos países tuvieran nada que ver con el terrorismo, solo que les faltaron cojones.

 De manera que la impronta de Chávez, gravitará por largo tiempo en la conciencia y en la actitud de esos pueblos y sus gobernantes, quienes a la hora de actuar valorarán ese legado como un faro de dignidad.

 Chávez no ocupará en la historia latinoamericana el lugar de Bolívar ni Fidel Castro, pero el espacio que llene será entre los más grandes de nuestro continente.

El Nacional

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