Opinión

VISIÓN GLOBAL

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Enfrentar la corrupción

El día que en  República Dominicana se decida enfrentar con seriedad la corrupción,  no será una tarea  llevada a cabo por la presente generación.

El impedimento  viene dado porque todos tenemos cercanía-material o afectiva-con alguien que ha transgredido los cánones morales, en el manejo de la Cosa Pública o  en el ámbito privado.

Nadie  en este país está calificado para emprender una cruzada que en la tinta luce muy bonita pero  en el fondo guarda mucha hipocresía.  La campaña que ahora mismo llevan a cabo integrantes de diferentes sectores es sólo  pose mediática, pues muchos de ellos tienen cuentas con la sociedad, ya sea por participar en atropellos contra sus trabajadores, negarles el derecho a la sindicalización, o por incurrir cada día en prácticas dañinas contra el bien colectivo, como son los aumentos de precios antojadizos de las líneas que producen o distribuyen.

Cuando alguien compra a 10 y vende a 80, ¿es eso una oración al Espíritu Santo o representa un atentado contra el derecho de la mayoría a tener acceso a los bienes y servicios a precios razonables?

Además, se habla  de la corrupción en el sector público, lo cual no deja de ser medianamente cierto. Sin embargo, se olvida a propósito la sentencia de Sor Juan Inés, de que tan culpable es el que peca por la paga como el que paga por pecar. El corrupto no actúa solo,  tiene como compañero inseparable al corruptor, uno del sector público y el otro del privado.

Entonces,  el combate serio a la corrupción no puede ser tarea de quienes andan juntos en el mismo pecado.

Por lo demás, quienes lanzan acusaciones de corrupción sin aportar  pruebas incurren en una modalidad de corrupción que es peor, pues junto a la violación de las leyes que condenan la difamación y la injuria, caen en el asesinato de reputaciones y en atentados contra el derecho a la justa fama.

El Nacional

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