Opinión

VISIÓN GLOBAL

VISIÓN GLOBAL

El laborantismo internacional del expresidente Hipólito Mejía, que busca justificar su reciente derrota, proporciona el marco propicio para revelar algunas interioridades no conocidas de los comicios de 2004.

 Aunque parezca distante, no lo es, en razón de que los planes B de Hipólito y sus seguidores siempre han existido. En aquellos comicios ganados por Leonel Fernández se tenía conocimiento de que el PPH fraguaba determinadas travesuras para tratar de imponer una reelección de la que abominaba medio mundo.

 Para hacerlas del conocimiento de la administración estadounidense, el entonces candidato del PLD se valió de un buen emisario, el inmortal de Cooperstown Juan Marichal, quien para esos días estaría en la Casa Blanca compartiendo con George W. Bush junto a otros ex peloteros.

 En un momento, don Juan sostuvo un diálogo con Bush más o menos en estos términos:

 “Presidente, le traigo un mensaje de mi presidente que quiero darle en este momento”.

 Bush reaccionó: “Ah, de mi amigo Hipolito” (sin acento debido a las dificultades de los anglosajones de pronunciar las palabras acentuadas en español).

 Don Juan Marichal le aclaró: “No presidente, le hablo del doctor Leonel Fernández”.

 Bush cambió el semblante, escuchó el mensaje e inmediatamente llamó al general Colin Powell, entonces secretario de Estado, y lo puso al habla con Marichal.  El mensaje era un alerta de Leonel acerca de la posibilidad de que el PPH intentase desconocer los resultados de las elecciones de 2004, cuyo desenlace era previsible.

 Es bueno recordar que la noche del 16 de mayo de ese año, Hipólito tuvo  que aceptar su derrota, pero solo después de que el propio Colin Powell llamase a su embajador Hertell para prevenirle que Washington no apoyaba nada que violentara la institucionalidad dominicana.

Fruto de esa intervención de Powell fue que varios embajadores se movilizaron hacia la Junta Central Electoral en compañía de Agripino Núñez Collado, para presionar la emisión del primer boletín.

 Sin embargo, y a pesar de sus planes B, el PPH tiene luego la habilidad de atribuir a otros sus intenciones fallidas. Como ahora.

El Nacional

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