Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

El “Sídrome del nido vacío”

 

Desde los años setenta se viene hablando de este síndrome tan frecuente. Se le llama así como una comparación de sentimientos que puede tener la pareja, o el progenitor si está solo, cuando los hijos abandonan el hogar para emprender su propia vida.

Crea sentimientos de vacío que pueden provocar depresión y tristeza en los padres y madres y cuidadores de los niños cuando se van de casa. Muchos estudios demuestran que esto puede ocurrir cuando los chicos parten a la universidad, inician una vida en pareja, se emancipan o se casan. Al parecer, las mujeres son más propensas a padecerlo porque pueden estar atravesando momentos señalados de sus vidas como, por ejemplo, la menopausia. Sin embargo, este hecho no significa que los hombres sean inmunes a él.

Cuando se presenta suele venir de la mano del inicio de una nueva etapa en la familia que, a veces, saca a la luz distintos problemas y enfoques que estaban “tapados” por una gran dedicación a la crianza y educación de los hijos. Algunos progenitores tienen sentimientos de pérdida y hasta depresivos, pero otros, gozan de un sentimiento de mayor libertad y de menos responsabilidad. Ese es el lado positivo. Numerosas investigaciones han demostrado que muchas parejas han mejorado su relación sentimental.

Según la revista “Journal of advanced Nursing”, el reparto no suele ser equitativo, la madre es la que lleva la mayor carga del cuidado de los niños. Eso provoca tensiones en la relación, obviamente. Según un estudio de la Universidad de Maryland, (Mills Longitudinal Study), recogido en enero del 2009 por el NYT, el efecto de tener hijos en las mujeres, trabajen o no, dan índices de felicidad conyugal mayor. Éstas suelen dejar de quererse a sí mismas y vuelcan todo su amor y dedicación a sus hijos y familia. Muchas dejan de lado sus sueños, metas y aficiones para dedicar su vida a ellos.

Otra de las causas del síndrome del nido vacío se encuentra en el momento de la jubilación. La pareja se encuentra viviendo sola de nuevo. Pasa más tiempo junta, se puede producir un cambio de roles.

La soledad y la tristeza pueden superarse fácilmente si simplemente se piensa que es una etapa más de la vida, aunque sentirse deprimido al principio por la distancia es algo muy normal.

Sin embargo hay que centrarse en el conocimiento de que, a partir de ese momento, se dispondrá de mucho más tiempo libre para dedicarse a todo aquello que a uno le gusta. Además, la economía puede mejorar considerablemente cuando un hijo se independiza. También es el mejor momento para recuperar la intimidad que se tenía con su pareja al comienzo de su relación. Retornen a hacer planes juntos y a dedicarse más tiempo el uno al otro, es el mejor modo para que esta sensación de vacío desaparezca. O, si no se tiene, es un buen momento para encontrar a su “media naranja”.

El Nacional

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