Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Nos cuesta aceptar lo bueno que nos ocurre

En términos generales, cuando a alguien le van bien las cosas, suele decir “Me va todo tan bien que no puede ser verdad…”

Las personas sienten un miedo distinto a cuando las cosas van mal. Tenemos la tendencia a aceptar que es ley de vida y que hay que resignarse a ello. Todos sentimos recelo o ansiedad en algún momento, sin que esto sea el síntoma de un trastorno psicológico. No obstante esos sentimientos desagradables nos pueden jugar malas pasadas en muchos aspectos de nuestras vidas. ¡Aceptemos lo bueno y desechemos esos absurdos temores! Es un trabajo interior que debemos intentar hacer.

Morir es fácil y natural, desde que uno nace, el inconsciente lo acepta. Vivir puede no serlo y requiere lograr cosas concretas de forma constante. Es decir, hay que luchar continuamente.

Existe un famoso ejemplo en la literatura clásica: Raskolnikov, el protagonista de “Crimen y Castigo” de Dostoievski, es un joven estudiante de Derecho, convencido de que la conciencia es una imposición social. El hombre asesina fríamente a una vieja usurera, y después asegura no sentir remordimientos pues ha conseguido vencer el prejuicio de la conciencia: “¿Qué crimen he cometido? ¿Lo es matar a un parásito vil y nocivo? No puedo admitir que sea más glorioso bombardear una ciudad sitiada que matar a hachazos. No comprendo que pueda llamarse crimen a mi acción. Tengo la conciencia tranquila”.

Creo que la moral surge de algo impreso en nuestra naturaleza humana, algo que llamamos ley natural. Dicha ley nos rige y no siempre coincide con los agrados de cada gobernante, de cada sociedad o de cada persona. Pero aceptemos las bonanzas que nos regala la vida sin temores absurdos y sin hacer daño a nadie, claro.

El Nacional

La Voz de Todos