Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Dr. Wayne Dyer (I)

El Dr. Wayne Dyer llevaba décadas revelando el camino hacia la Paz Interior a millones de sus seguidores de todo el mundo. Entre ellos me incluyo. Desde que leí su primer libro, su forma bondadosa y misericordiosa de expresarse, me cautivaron. Me convertí en una de sus fans y, en no pocas ocasiones, el leer sus escritos, me ayudaron a sentirme mejor.
Publicó veintiséis libros además de cinco para niños. Psicólogo y profesor, nacido en Detroit en 1940, un 10 de marzo, Wayne descubrió su vocación dando consejos sobre cómo superar el miedo a lo desconocido y/o el complejo de culpabilidad.
“Tus zonas erróneas”, vendió 35 millones de copias y fue situado en la lista de bestsellers de The New York Times durante 64 semanas.

Por eso la noticia de su muerte, a los 75 años de edad, ha circulado, con perplejidad, a gran velocidad. Su familia lo anunció:”Wayne ha abandonado su cuerpo físico…”
Siempre dijo que “deseaba que empezara su siguiente aventura y que no tenía miedo a morir”.

Aquella fue una noticia esperada después de que el propio Dyer divulgara en 2009 que padecía leucemia, algo que él asumió manteniendo la calma que le caracterizaba. Lo que muchos desconocían era que él era huérfano, que creció en un barrio pobre.
Aspiró a una carrera militar en la Armada de USA, mas después optaría por estudiar psicología. Daba clases como profesor en la universidad de St. Johns en New York, cuando escribió su primer libro de autoayuda.

Su vida cambió completamente a partir de entonces, convirtiéndole de forma progresiva en la figura popular y respetada que era. Fue tiernamente llamado el “padre de la motivación”.

Desde hacía años vivía en Maui, Hawai, casado en tres ocasiones y con ocho hijos, siete de ellos con su tercera mujer y una con la primera.
Él decía que la curación se relaciona con un profundo trauma psicológico experimentado como resultado de sentir que se ha fracasado en las relaciones en la vida. Admitía haberlas experimentado él mismo varias veces.

Afirmaba que estaba en una frecuencia de vibración semejante a la de su cáncer y que estas duras experiencias pueden haber tenido alguna influencia en él pero que a medida que avanzamos hacia niveles superiores de conciencia y la experiencia de nuestra verdadera esencia, nuestro estado vibratorio puede cambiar.
“Estoy bien.” Yo estoy en perfecta salud. ”

Parte de la práctica diaria del Dr. Dyer era la repetición de estos dos mantras.
“Los mantras pueden convertirse en poderosas herramientas de curación, pero tenemos que creer de verdad en ellos y asumirlos aún antes de que se hayan materializado.”

Para él, estas palabras se basaban en la creencia arraigada de que el cuerpo tiene la sabiduría perfecta, el cuerpo sabe qué hacer. Su consejo era confiar y creer en el poder invisible e infinito de curación del mismo. (continuará).

El Nacional

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