Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Coco Chanel ( I )
Gabrielle Bonheur, que era su verdadero nombre, nació en Saumur, Francia, en 1883. Fue una modista que revolucionó la moda y el mundo de la alta costura y rompió con la depauperada elegancia de la Belle Époque. Su estilo informal y cómodo libró el cuerpo femenino de corsés y ostentosos adornos y expresó los anhelos de igualdad de la mujer del siglo XX.

Desde los años 20 fue la reina de la moda francesa cuya influencia se extendió a casi todos los ámbitos: el corte de pelo, los perfumes, los zapatos y complementos.

Nació en el seno de una familia humilde y a los 12 años perdió a su madre. Tuvo cuatro hermanos a los que incluso pagó para que fingieran su inexistencia. Su padre la entregó al cuidado de unas monjas en un hospicio de Corrèze. Allí fue en donde aprendió a coser. Para entonces, la que luego sería Coco Chanel se había convertido en una fantasiosa adolescente de que no aceptaba su pasado.

Abandonó el orfanato y se empleó como dependienta en una mercería de Moulins, trabajo que compaginaba con sus actuaciones en La Rotonde, lugar de diversión para los oficiales del ejército. Fue allí donde comenzaron a llamarla la petite Coco.

Con veintidós años se enamoró de Étienne Balsan, un joven burgués adinerado. Él la arrancó de su vida provinciana y le mostró una de lujo y ocio. Pero ella quería trabajar y pidió a Balsan que le financiara la apertura de una sombrerería. Sin embargo ella se fugó con Arthur Boy Capel, uno de los mejores amigos de su amante.

Ya en París, Coco seguía aferrada a la idea de abrir una casa de modas. Pero como Capel no tenía dinero, tuvo que pedírselo a su antiguo amante. Compró en las Galerías Lafayette varias docenas de sombreros que reformó y sacó a la venta. Ante el imprevisto éxito adquirido lanzó su propia línea de moda, consiguiendo una notable aceptación.

Con los beneficios abrió su primera tienda en la rue Cambon y después una segunda en la elegante villa de Deauville y luego una tercera en Biarritz. Coco tenía a sus órdenes a 300 empleados. Pero en lo sentimental, las cosas no le iban tan bien. Capel le comunicó que la dejaba por una aristócrata, con la que se casó en 1919.

Terminada la guerra, Coco volvió a París y se volcó en su negocio, que no tardó prosperar, ayudada por la prensa que difundió su estilo. En 1929, el crack de Wall Street obligó a reducir la plantilla de la empresa, que ya contaba con 4.000 trabajadores. Chanel cerró sus salones y se fue a Norteamérica reclamada por el productor de cine Samuel Goldwyn que le ofreció el vestir a las estrellas dentro y fuera de la pantalla.

Durante esta etapa pasaron por su vida Igor Stravinsky, el duque Dimitri de Rusia, el duque de Westminster y, finalmente, el artista Paul Iribe que, por desgracia, en 1933 falleció de infarto tras un partido de tenis.

Al comienzo de la II Guerra Mundial hubo de cerrar de nuevo sus salones, mas continuó viviendo en Paris. Conoció a un diplomático alemán, Hans von Dincklage, que se convirtió en su amante. En el 1944 fue detenida bajo acusación de colaboracionismo. Tras este episodio, se exilió en Suiza. Pero permaneció en el mundo de la moda y asistió al triunfo del “New Look” que impusieron Dior y Balenciaga.

El Nacional

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