Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Centro de Acogida Juan Luis Vives, de Madrid (España),

Quisiera advertir al lector que este artículo puede
durar varios capítulos ya que se trata de denunciar, mediante este importante periódico, un centro que se supone que debería ser humanitario. He podido comprobar, por varios motivos, que no lo es en absoluto, salvo en raras ocasiones.

Estaba yo paseando por el centro de Madrid, en el sector “La Latina”, que es donde instalan los domingos el famoso “Rastro”, un típico lugar en donde se puede comprar un poco de todo. Vale la pena conocerlo aunque no se tenga intención de adquirir nada, por el ambiente que brinda. Eso sí, es importante mantener a buen recaudo la cartera porque se colma de gente y hay personas que no tienen muy buenas intenciones.

De pronto me paré delante de un puestecito en donde vi que una señora, con cierta expresión de tristeza en los ojos, vendía pañoletas de dibujos y colores llamativos.

Me acerqué a ella, le compré un par de ellas y, respetuosa y tímidamente me atrevía a decirle que había percibido desánimo en su rostro.
En un momento dado tuve miedo de que la señora se enfadase pero, al contrario de lo que yo había temido, ella asintió con un gesto de su cabeza. Entonces le pregunté que si le apetecía desahogarse conmigo y la invité a tomarse un café o una caña de cerveza en un bar que estaba próximo a su tenderete.

Con una vocecilla muy pequeña me contestó –Sí, señora, me encantaría… La verdad es que me encuentro francamente desanimada… Me vendría bien el mantener una conversación con usted. No me pregunte el motivo pero usted me inspira confianza…-

Nos acercamos al bar que estaba más cercano, tomamos asiento y nos pedimos dos “cañas” de cerveza de barril.
La señora obviamente necesitaba desahogarse y, tras beberse si “caña” rápidamente, empezó a narrarme su historia.
-No tengo donde ir… soy lo que se llama una “sin techo”… Mis hijos me han abandonado y para colmo no tengo dinero…-
Y continuó –El gobierno español me ha concedido el vivir ahí, por lo menos- continuó – Además también te dan de comer, mal, pero no te vas a la cama con el estómago vacío…-

-Y entonces…- pregunté yo – ¿cuál es el problema?
Ella suspiró y me preguntó que si le permitía tomarse otra “caña”.
Yo asentí y se la pedí al mozo.

-El problema es el trato que le dan a uno… Salvo en ocasiones excepcionales, te tratan peor que a un animal…
– ¡Imagínate, hija! No te dejan ni siquiera permanecer en tu habitación durante el día, por muy cansada que te encuentres, por muchos dolores que tengas….-
– Registran tu habitación… e incluso a las personas que están en silla de ruedas las obligan a limpiar el módulo que le corresponde una vez por semana… –
(continuará)

El Nacional

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