Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

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El muérdago, la planta navideña por excelencia
Su nombre científico es Viscum album. La reconocemos por las bolitas rojas y las hojas picudas que la adornan como lo harían en cualquier centro de mesa o punto de decoración, junto a otras plantas y/o elementos típicos de estas fiestas que se acercan y que elaboremos con tal fin. El muérdago es una planta sobre la que se han dicho muchas cosas a lo largo de la historia, y no siempre con sapiencia. Tal vez, la primera imagen que a uno le venga a la mente, cuando piensa en ella, es la de la tradición navideña por la que dos personas deben besarse bajo la rama de esta planta, habitualmente acompañada de acebo.

Pero también es la planta que Panoramix, el druida de Astérix y Obélix, cortaba con su hoz de oro para realizar la poción que volvía a los galos invencibles. Sin ella era imposible. Este es sólo uno de los muchos mitos que se le atribuyen a esta planta tan desconocida como infamada, pero muy exclusiva.

El muérdago prolifera en las ramas de los árboles, y no en la tierra, convirtiéndola en una planta poco común que florece en febrero y da sus frutos en pleno invierno. Pero lo que realmente la convierte en una planta original es su capacidad para permanecer inmune a enfermedades y contagios. Por ello, desde siempre, la medicina tradicional introdujo esas sorprendentes propiedades al ser humano en forma de ungüentos, infusiones y preparados.

Mas, misteriosamente, a partir de un determinado momento, el muérdago comenzó a ser “demonizado” y cayó en el olvido en el siglo XIX, probablemente por ser contraria a una incipiente industria farmacéutica que empezaba a denigrar los remedios naturales en beneficio de sus propios intereses.

Plinio “el Viejo” la llamó “Hierba de ciencia” en su tratado de historia natural, y los antiguos druidas galos la apelaban “La que lo cura todo”. Y es que el muérdago cuenta aproximadamente con 600 sustancias proteínicas, lo que la convierte en la planta más rica en ADN del mundo vegetal.

Cimiento irrefutable de la farmacopea tradicional, se le otorgan infinidad de propiedades curativas: antiespasmódico contra las tensiones del miocardio, antihemorrágico, antiinflamatorio, prevención y tratamiento de la arterioesclerosis, la hipertensión, las cataratas, la degeneración macular, la artritis, las hemorroides, etcétera.

Fue en 1920 cuando la medicina antroposófica, liderada por los doctores alemanes Steiner y Wegman, rescató al muérdago del ostracismo, destacando por primera vez las propiedades terapéuticas del Viscum album en el ámbito de la oncología para el proceso de los tumores cancerosos.

Hace poco, un estudio llevado a cabo en Alemania concluyó dándoles la razón: la investigación llevada a cabo durante 20 años en más de 10.000 pacientes decretó que un tratamiento a base de muérdago podría aumentar en un 40% la esperanza de vida de las personas afectadas de cáncer.

Además, los extractos de muérdago han demostrado tener propiedades que estimulan el sistema inmunitario mediante la mejora de la secreción de lectinas y glicoproteínas, así como el número y la actividad de las células inmunológicas.

La “viscumterapia”, o terapia a base de preparaciones fermentadas de muérdago, creada por el doctor Steiner, se aplica en algunos países de Europa desde hace décadas como tratamiento adicional del cáncer. En España, esta sorprendente planta, espera estoicamente su momento.

El Nacional

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