Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aquí

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Fiestas de la Constitución y de la Inmaculada Concepción en España

Como cada año, España celebra su “puente” de la Constitución.  Esta fiesta está muy próxima a otra no menos importante, la Inmaculada Concepción.  Quien no se vea obligado a trabajar en su intermedio, entre el 6 y el 8 de diciembre, podrá disfrutar de varios días vacacionales.

La última Constitución española entró en vigor el 29 de diciembre de 1978 y es la norma suprema del ordenamiento jurídico del Reino de España.  Su promulgación implicó la culminación de la llamada “Transición Española”, que tuvo lugar tras el fallecimiento, el 20 de noviembre de 1975, del General Francisco Franco.  Su muerte precipitó una serie de acontecimientos políticos que transformaron su anterior mandato dictatorial en una Monarquía Parlamentaria.

El Rey se convirtió en un Jefe de Estado que desempeña funciones simbólicas y que carece de poder efectivo de decisión. Sus actos tienen una naturaleza cuya validez depende de la aprobación de la autoridad competente.  Según el caso, el Presidente del Gobierno, el Presidente del Congreso de los Diputados, o un/os Ministro/s.

La actual Constitución resume los siguientes principios: Estado social y democrático de Derecho, Monarquía parlamentaria y Estado de las autonomías.

La fiesta de la Inmaculada Concepción, por su  lado, Patrona de España, es un dogma católico que sostiene la creencia de que María, madre de Jesús, a diferencia de los demás mortales, no fue alcanzada por el pecado original.  Afirma que, desde el instante de su concepción, ella estuvo libre de toda mácula. No debe confundirse esta doctrina con la de su virginal maternidad, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón.

El movimiento “inmaculista” alcanzó vigor durante las edades Media y Moderna gracias a los frailes franciscanos, devotos y propagadores de esta creencia. La fe en la Virgen arraigó especialmente en España, en donde numerosos templos y monumentos le fueron dedicados y fue nombrada patrona del reino por Carlos III.

Esta doctrina fue definida como irreversible dogma de fe, adquiriendo carácter de infalibilidad el 8 de diciembre de 1854, en la bula Ineffabilis Deus del papa Pío IX, cuyo contenido no puedo redactar por falta de espacio.

La historia se ha encargado de relatarnos un milagro que aconteció el 7 de diciembre de 1585. El Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla combatía en la isla de Bommel cuando fue bloqueado por la escuadra del Almirante Holak. Éste propuso una rendición honrosa que fue respondida: “los infantes preferían la muerte a la deshonra”. Holak, entonces, abrió los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. En consecuencia, no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, en donde se refugiaron los soldados españoles. Uno de ellos, cavando una trinchera, tropezó con un objeto de madera que resultó ser una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada. Los soldados la colocaron en un improvisado altar y Bobadilla, considerando el hecho como una señal de protección divina, les instó a luchar encomendándose a ella. Un viento inusual e intensamente frío se desató aquella noche, helando el río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del  8 de diciembre y obtuvieron una victoria absoluta.

El Nacional

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