Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

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El festín de Babette, maravillosa película danesa
Les recomiendo ver este film cuyos intérpretes son Stéphane Audran, Jean-Philipe Lafont, Gudmar Wivesson, Jarl Kulle, Brigitte Federspiel, Lisbeth Movin y Bodil Kjer y que fue producida en 1987. Elogiadísima adaptación de un cuento de Isak Dinesen, autora de la novela que inspiró dos años antes “Memorias de África”, obtuvo el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. (Filmaffinity).

En una remota aldea de Dinamarca, oprimida por el puritanismo, dos ancianas hermanas solteronas, recuerdan con nostalgia su lejana juventud y la austera educación exigida por su padre, el pastor religioso del lugar, que egoístamente las obligó a renunciar a la felicidad. Pero ellas veneran su memoria aunque la comunidad creada por él se va diluyendo cada día más.
La llegada de Babette, venida de París, huyendo de la guerra civil, cambió sus vidas pues ella pronto tuvo ocasión de corresponder a la bondad con que fue acogida.

Un inesperado premio de lotería le permite organizar una opípara cena con los mejores platos y vinos de la gastronomía francesa. La devota comunidad acepta la invitación aunque se pone previamente de acuerdo para no dar muestras de una pecaminosa satisfacción. Mas, progresivamente, en un rito intenso y conmovedor, va cediendo a los placeres de su cocina.

1987: Oscar: Mejor película extranjera. 1988: Globos de Oro: Nominada Mejor película de habla no inglesa. 1988: BAFTA: Mejor película de habla no inglesa, 6 nominaciones. Me encantó descubrir que una de las películas preferidas del Papa Francisco es este film que muestra cómo una sociedad de ambiente frío y autónomo puede ser transformada por una sola persona con capacidad de amar y es un bello símbolo de la fraternidad que debería reinar en la convivencia, una metáfora en la que las disímiles sensibilidades percibe diversos estratos de significado.

En el plano más superficial es un homenaje al sentido humano que se esconde detrás de algo tan material como la gastronomía. Comer no es una mera necesidad biológica. El hombre es animal pero es también espiritual, y esa dimensión es capaz de convertir la comida en un arte amoroso.

Babette, en su festín, muestra cómo su virtuoso trabajo en la cocina logra encender y unir corazones antes gélidos y distantes. En un segundo plano más profundo, la película es un canto a la generosidad, a la capacidad humana de dar sin esperar nada a cambio. Y en un tercero muestra el contraste entre el calor de la fe católica de Babette y esa fría desviación del cristianismo dominante en ese pueblo danés.

Se intuye un profundo cuarto plano: una alusión a la Eucaristía, el gran derroche de generosidad que nos transforma y hermana. Ese es, quizá, el significado más hondo que quiso expresar Gabriel Axel. Cuando Sergio Rubin y Francesca Ambroguetti preguntaron al cardenal Bergoglio si la Iglesia no insiste excesivamente en el dolor como camino de acercamiento a Dios, él contestó: “Es cierto que se exageró la cuestión del sufrimiento. Recuerdo una de mis películas predilectas, La fiesta de Babette, donde se ve un caso típico de incremento de los límites prohibitivos. Sus protagonistas viven un exagerado calvinismo puritano. Cuando llegó la frescura de la libertad del derroche en una cena, todos acaban transformados pues no sabían lo que era la felicidad”. (El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Bergoglio. Ed Vergara).

El Nacional

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