Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

Lo que pasa en el CDP

 

En el Colegio Dominicano de Periodistas ocurre lo mismo que en la sociedad en su conjunto: malestar institucional, debido a la voracidad de los dirigentes por chuparse el néctar de las entidades que administran. Un grupo se apega a la dirección del CDP, con afán desmedido y apego febril, y eso nunca es saludable para marcha de una institución.

Por esa aberración la institucionalidad en el CDP está tan raída como el edificio que lo aloja, y por eso cunde tanto desaliento entre los miembros. Comisión Electoral para elecciones del viernes 25 anda semiparalizada, ha sido lenta para satisfacer reclamos de las corrientes que adversan al grupo que ha dirigido durante décadas.

Se han practicado maniobras administrativas para dificultar la inscripción de candidatos de la plancha Convergencia, en torno a la cual actúan los periodistas que desean cambiar el rumbo del colegio. Por ejemplo, hubo que reclamar públicamente la entrega del padrón de votantes. A muchos les pareció que el retraso fuera deliberado.

Dirigentes de la plancha Convergencia denunciaron que a algunos periodistas se les dificultó ser candidatos de esa colación porque no podían satisfacer el requisito de ponerse al día en la cuota. Pero los de la otra plancha encontraron la vía expedita para ese fin. En el CDP, como en el Estado, administrar los bienes otorga ventajas para competir.

Por igual, quienes dirigen no quieren soltar la teta. Los periodistas deben plantearse seriamente una decisión para reencauzar el Colegio, un instrumento fundamental para orientar y dignificar el ejercicio de nuestra profesión. Esta organización ha de servir al periodismo y a los periodistas, a todos los periodistas.

La permanencia sin tregua de un grupo al frente de cualquier corporación, estatal, profesional, gremial o de otra índole, con apetito nada disimulado y propensión impaciente por dirigir aquello, resulta nociva para la adecuada marcha de esa institución. El Colegio de Periodistas es, en la República Dominicana, la víctima más palpable de esa desgracia.

Al CDP le urge un rescate que conduzca a la unificación de todos sus miembros e integrar esa institución a la sociedad dominicana. Una organización que integra a los profesionales de la prensa tiene mucho que ofrecer para el esclarecimiento de ideas que son de interés público. Pero, el deterioro le impide al CDP esa capacidad.

El viernes 25 de agosto debe ocurrir algo que cambie el rumbo del CDP y así este pase a ser una institución al servicio del perfeccionamiento de nuestra profesión con capacidad para contribuir en lo que le toca al logro del bienestar de los periodistas, de todos los periodistas. El CDP no es ni puede ser patrimonio de un grupo.

El Nacional

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