Opinión

Voto de confianza

Voto de confianza

La frecuencia de los apagones no es la variable más justa y objetiva para medir el éxito o el fracaso de cualquier administrador de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE). Hay que tomar en cuenta muchos otros factores que intervienen en la problemática. De ser así, habría que admitir que Celso Marranzini ha fracasado al frente del emporio, lo cual no es cierto si se consideran otras variables que gravitan sobre el sistema eléctrico.

En las condiciones técnicas y financieras en que Marranzini  encontró la CDEEE, su gestión, en honor a la verdad, es digna de un voto de confianza más que de censura. Un parque eléctrico obsoleto, con capacidad instalada sólo en teoría, operando a un costo financiero inaguantable para el Estado, sin hablar de la contaminación ambiental, problemas que no se resuelven con un simple cambio de administración, sino con una inversión que no se ha realizado.

Y en cuanto a las Edes, además de las pérdidas por deficiencias técnicas, eran víctimas del voraz clientelismo político con el que  Celso como parte de su esfuerzo por sanear el sector.  Pero no tiene una varita mágica para saldar la deuda con los generadores, que hoy por hoy es la principal causa de los apagones que sufre la población.

 Es posible que hasta antes de llegar a la empresa él también pensara que la crisis en el servicio eléctrico estaba relacionada con el dispendio de recursos más que por cualquier otro factor.

 Pero esa confusión, y menos la vergüenza del fideicomiso con las Edes, cuya administración tuvo que ser cedida a cambio de un préstamo de 200 millones de dólares para mejorar las redes, no son para culparlo por el desastroso servicio eléctrico. Si el país cuenta siquiera con un haz de energía que no sale de la planta de los pies hay que agradecerlo al rigor administrativo de Celso, que ha evitado que los chelitos que entran al sector se vayan en gastos innecesarios.

El Nacional

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