Opinión

¿Y Emil?

¿Y Emil?

Un grupo de personalidades rindió merecido, justo y generoso reconocimiento, homenaje, ponderación y acto de justicia como no es frecuente ver a varios de los padres, muertos y vivos, de la pediatría dominicana.

Vi con atención, interés y emoción cómo esas personas llenas de humanidad amable y generosidad cristiana dejaban sus ocupaciones para aupar, ponderar y destacar las cualidades que adornaron en unos y adornan en otros maestros de tan delicada especialidad médica.

Los vivos homenajeados deben sentirse muy bien, junto a sus familiares, de que existan dominicanos que sepan reconocer el mérito de los demás, y darlo a conocer a los otros.

Observé con alegría nombres de algunos que conozco, de los muertos y de los vivos, y que ese día recibían la gratitud de la sociedad dominicana. Y pensé en los grandes pediatras muertos, que desde otro lugar misterioso también se complacían.

Yo no quisiera tener que utilizar aquello tan terrible del famoso pero… Pero la verdad es que quiero hacer un señalamiento, si me lo permiten esos compatriotas nobles que se inclinaron reverentes ante los llamados, y con justicia, Padres de la Pediatría en la República Dominicana.

Se trata de lo siguiente: me extrañó que en ese reconocimiento presente y póstumo se excluyera, error involuntario estoy seguro, a uno de los grandes padres de las pediatría: Emil Kasse Acta.

En ningún homenaje a los grandes maestros de la pediatría nacional puede faltar un pediatra, filántropo, deportista, intelectual y de prestigio nacional a internacional de la calidad inmensa del siempre recordado y querido Emil Kasse Acta.

No sólo fue un notable médico-pediatra sino, repito, un deportista super meritorio, desde los deportes profesionales, como su amado béisbol escogidista hasta el deporte amateur llegando al olimpismo, a la crónica deportiva, a las charlas, etcétera.

Fue un propulsor de la medicina, del deporte, de las relaciones humanas, de la vocación de servicio, de la ejemplaridad ciudadana, del cariño familiar, de la verdadera amistad. Y agreguen más en la lista.

Un ser humano cariñoso, amable, gentil, servicial, decente, bondadoso, desprendido, profundo, superior y un diccionario de definiciones que no alcanzan para medir lo que fue ese gigante llamado Emil Kasse Acta.

Por todo eso, por mucho más y porque éramos amigos y compadres (¿no es así, Marius Virgilius?) me resultó extraño no ver en la lista del homenaje a los Padres de la Pediatría el nombre de Emil Kasse Acta.

El Nacional

La Voz de Todos