Opinión

Y finalmente

Y finalmente

Orlando Gómez Torres

Con el nombramiento de Nilka Elisa Jansen como Directora Ejecutiva de Procompetencia, República Dominicana finalmente cuenta con una ley general para atacar las prácticas anticompetitivas y desleales en el comercio. En el mundo ideal esta ley marcaría un momento revolucionario en la forma de hacer negocios en nuestro país y eliminaría las enormes distorsiones económicas provocadas por monopolios y carteles.

En la realidad, luego de más de 8 años de espera, estamos en el inicio de un proceso que tomará muchos años para ser asimilado en nuestra cultura y que necesitará de mucha arquitectura jurisprudencial y administrativa hasta que nuestros sueños de mercados competitivos se hagan una realidad.

Mientras los técnicos en Procompetencia tienen 60 días para someter el reglamento de aplicación de la Ley 42-08, la Sra. Jansen debe asumir el notoriamente más difícil trabajo de darle credibilidad frente a la población a una entidad que no solo es desconocida por las mayorías, sino que adicionalmente es incomprendida por muchos de los que sí la conocen.

Dada la naturaleza del organismo, el populismo administrativo que fue eficiente para Proconsumidor quizás no sea igual de eficaz para Procompetencia, pero es indudable que las siguientes acciones de esa entidad deben, en esta primera etapa, tener un golpe de efecto mediático que resalte la importancia de la entrada en efecto de la ley y sus implicaciones para el país.

Sin embargo, y más allá de Procompetencia, uno de los detalles más importantes de la entrada en vigencia de esta ley es que se abre el espacio para las acciones judiciales ante los tribunales ordinarios por personas o empresas afectadas por las prácticas prohibidas en la misma, con un marco procesal más claro y detallado que el que hasta ahora existía en el Código Penal y leyes especiales.

Si bien Procompetencia será un actor determinante en el éxito de la implementación de esta ley, serán las acciones iniciadas por instancias privadas a través de los tribunales ordinarios y el cuerpo jurisprudencial que de allí se forme lo que servirá como la espina dorsal de la protección a la competencia en el ambiente de negocios de República Dominicana, constituyendo una oportunidad y especialización adicional en la praxis jurídica criolla.

La entrada en vigencia de la Ley 42-08 ha sido un hecho que desde este espacio he reclamado hasta el cansancio a lo largo de 8 años, ahora que esta es una realidad si bien siento la alegría de un niño con un regalo en el Día de Reyes, no puedo evitar sentir que debo aplacar mis expectativas sobre lo que viene.

Es un momento positivo para la República Dominicana y espero que Procompetencia esté en la posición de no decepcionar y mostrarnos a todos lo que esta ley está en capacidad de darnos. Finalmente dominicanos, enhorabuena!

El Nacional

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