¿Qué Pasa?

¡Yo Puedo!

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Gliburbit, una aventura de  otro mundo, un musical-teatral estrenado anoche con la emotiva y efectiva actuación  22 niños y adolescentes con limitaciones (Down,  parálisis cerebral, autismo y especial desarrollo intelectivo) fue mucho más que una función  para “aplaudir esfuerzos” y se transformó en un cuestionamiento a toda la sociedad  que sigue mirando con distancia y discrimen a quienes no considera “normales”.

Lo que se disfrutó anoche  en la Sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes  no fue un musical más,  ni siquiera una hermosa historia de valores sobre la conservación de los recursos del planeta.

Gliburbit fue una proclama que nos golpea fuerte en el manto del circunstancial orgullo de normalidad que,  muchas veces, hasta ridículamente, se proclama para quienes no dejan ver, por su apariencia, sus propias miserias y limitaciones inconfesadas.

 Lo vivido anoche llegó más allá de los gritos y ovaciones justificadas por el despliegue del talento dormido. Fue arte. Buen arte.  Arte ejemplar y consistente. Hoy viernes es la función de gala. Mil pesos que cada persona. El sábado y domingo serán las funciones para público general.  Dejar de ver esto, si se puede hacer, sería un crimen.

El Nacional

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