Opinión

¡Yo también paro!

¡Yo también paro!

En este Día Internacional de la Mujer, se convoca al primer paro mundial de mujeres en demanda de una lista de reivindicaciones, entre las que sobresalen violencia de género, brecha laboral de género, trabajo no remunerado, participación política, derechos sexuales y derechos reproductivos, como algunas de las más demandadas.

El Paro Internacional de Mujeres (PIM) es un movimiento formado por mujeres de diferentes partes del mundo, creado en las últimas semanas de octubre de 2016 “como respuesta a la actual violencia social, legal, política, moral y verbal experimentada por las mujeres en diversas latitudes”.

Colectivos como ’Ni una menos’ en Latinoamérica o Women’s March estadounidense lideran la protesta feminista, afirmando que “Si nuestras vidas no valen, ¡produzcan sin nosotras!”.

En más de cincuenta países está organizado el paro de mujeres, en nuestro caso, liderado por el Foro Feminista Magaly Pineda y planteado por media hora de trabajo formal.

Muchas empresa e instituciones gubernamentales, permitirán mañana que sus empleadas paren media hora y puedan manifestar en listas y cartelones, las razones de su paro. La consigna es sacarse fotos y llenar las redes con imágenes del paro y de las razones para parar, que son muchas.
Y yo, también paro, porque:

• Nuestro Estado, en el conjunto de sus instituciones es estructuralmente misógino y violenta a las mujeres, 50% del país.
• Las mujeres, en igualdad de condiciones por la brecha salarial machista, cobramos menos que los varones
• Hace 100 años las mujeres no podíamos votar, vestirnos con libertad, ni estudiar, lo que se logró gracias a nuestras demandas y queremos avanzar hacia la igualdad.

• No se reconoce que las tareas domésticas y de cuidado son un trabajo que no se remunera y suma tiempo a nuestras jornadas laborales.

• El fenómeno de la violencia contra las dominicanas es un problema de salud, de derechos humanos y de Estado, que no se reconoce suficientemente como para generar programas de contención a estos crímenes, ni al feminicidio que aquí, tiene cifras y escenarios alarmantes.

• El no tenemos el derecho a interrumpir embarazos en caso de violación sexual, si la vida está en peligro o si el feto no es viable.
• El Estado es aconfesional pero los congresistas, quieren legislar como les mandan las iglesias.

• Los crímenes sexuales y los embarazos por violación en adolescentes, son preocupantes.

• Las altas tasas de mortalidad materna podrían reducirse si el Estado lo asumiera como un asunto serio.
En fin, todas las dominicanas debemos parar mañana, porque tenemos derechos humanos conculcados en pleno siglo XXI.

El Nacional

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