La capacidad de Clint Eastwood para sorprendernos parece no tener límites. Según avanza en edad, en esa misma medida se va expandiendo su talento y su compromiso con la excelencia y el buen cine.
Con casi 80 años a cuesta, Eastwood sin embargo, ha logrado en los últimos cinco años la que probablemente debe ser la obra más representativa de su dilatada y prolífica carrera como director. Es cierto que atrás quedan films como Los Imperdonables, pero la precisión, el cuidado y la majestuosidad alcanzada desde Mystic River (2003), han colocado su estatura como director en otro nivel.
Eastwood se encuentra en estos momentos en el tope del ranking de los mejores realizadores norteamericanos, y su prestigio y versatilidad no hacen sino aumentar con los años. Así lo acaban de confirmar sus dos más recientes trabajos Gran Torino y Changeling. Es increíble.
Changeling o El Sustituto, como ha sido renombrada aquí, es la que hasta la fecha ha llegado a las salas de cine de nuestro país. En ella el antiguo ícono de los spaghettis westerns nos narra cual si fuera un capítulo de un libro de historia que nos negamos a aceptar, el bochornoso relato de lo que le pasó a Christine Collins.
La película está basada en hechos reales, y su historia se ubica en Los Ángeles de 1928. Allí la corrupción policial, el abuso y el crimen campean por sus fueros. Christine, (interpretada con dignidad y convicción por Angelina Jolie), una madre soltera, regresa un día a la casa de su trabajo en una compañía telefónica, para encontrarse con la desgarradora realidad de que su único hijo de nueve años, ha desaparecido sin dejar rastros. Para mayor frustración y dolor, cinco meses después, la policía insiste en entregarle como suyo a un niño que en realidad no lo es. Mientras mayor sea su resistencia, mayor será la presión y el chantaje de la policía.
La ambientación y producción general de Changeling luce impecable, mientras el suspenso es sencillamente agobiante y aterrador. Aquí no hay espacios para el relumbrón ni el sentimentalismo. Este es un oscuro drama sobre una madre que involuntariamente se enfrenta a un corrompido sistema en busca de redención.
Eastwood dirige como un maestro, y es que sólo un gran director podía dotar de la necesaria sensibilidad y verosimilitud a una historia que por insólita, resulta inaceptable.
Y lo que sorprende en el cine de Clint Eastwood no es la avalancha de efectos visuales y de sonido, las candentes imágenes de contenido sexual o la violencia exacerbada no. Lo que llama la atención de su cine es esa embriagante sencillez, o esa pasmosa naturalidad con la que plasma en imágenes una historia que desnuda y escarba en la condición humana. Sus vilezas y sus pobrezas; su valentía y su dolor.