Shaalan Yaburi Bagdad,(EFE).- Las autoridades iraquíes han empezado a evaluar los daños y a desactivar los explosivos en la ciudad de Faluya (oeste), un día después de anunciar la expulsión del grupo terrorista Estado Islámico (EI), tras un mes de duros combates con los yihadistas.
En torno al 30 por ciento de la urbe se encuentra destruida, según las estimaciones del miembro del Consejo Local de Faluya, Sami al Dalmi, el cual realizó un recorrido hoy por sus calles.
El representante señaló a Efe que el EI ha plantado explosivos en las viviendas de los miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, los funcionarios estatales y jeques de clanes tribales, así como en la mayoría de los edificios gubernamentales que ha ocupado desde su irrupción en la ciudad en enero de 2014.
Por ello, Al Dalmi solicitó el apoyo de expertos y de la comunidad internacional para devolver a la normalidad la ciudad y que sus residentes puedan empezar a regresar a sus hogares, tras haber huido de los combates que se prolongaron desde finales de mayo hasta el pasado fin de semana.
Respecto al tiempo que se requerirá para preparar la vuelta de los civiles, Al Dalmi consideró que la Policía local y sus artificieros necesitarán varios meses si no cuentan con la cooperación internacional, lo cual “prolongará el sufrimiento de los desplazados».
En ese sentido, estimo que el número de desplazados se sitúa entre 85.000 y 90.000 personas, que abandonaron sus hogares y ahora viven en campamentos en las afueras de la ciudad, donde reciben asistencia de las autoridades y de la ONU, así como de otras organizaciones internacionales.
“Esperamos la ayuda de la gente generosa y de las organizaciones internacionales, pero es muy poca porque el número de desplazados es muy elevado. Yo y mis hijos vivimos sólo de pan, leche y sandía”, aseguró una desplazada de Faluya, que se identificó como “Um Walid”, la madre de Walid.
Esta mujer de unos cuarenta años, pero cuyo aspecto hace pensar que tiene muchos más, se encuentra albergada con sus cuatro hijos en una de las carpas en las que los refugiados se protegen del sol y el calor, que estos días alcanza los 48 grados centígrados en Irak.
“Vivíamos con temor y hambre en Faluya cuando el EI controlaba la ciudad, y ahora vivimos con hambre y en circunstancias difíciles, pero es mejor que vivir bajo el yugo del EI”, aseguró en declaraciones a Efe.
Por su parte, el gobernador de Al Anbar, situada en el oeste de Irak y de la que Faluya es la segunda ciudad más importante, indicó que la reconstrucción de la localidad ha comenzado para garantizar el retorno rápido de los desplazados como Um Walid.
“La Gobernación y todos sus responsables, antes del anuncio definitivo de la liberación total de Faluya, se apresuraron en formar una comisión competente para la reconstrucción y la estabilidad de la urbe”, destacó Suheib al Raui.
Por otra parte, una fuente militar informó a Efe de que la ciudad permanece en calma un día después de que la bandera iraquí volviera a ondear sobre la misma, mientras las fuerzas iraquíes trabajan para restablecer la seguridad.
Los artificieros han empezado a desactivar los explosivos colocados por los yihadistas en las calles principales para que las fuerzas iraquíes puedan moverse por ellas con tranquilidad y volver a imponer su autoridad.
Las tropas del Ejército han descubierto hasta ahora catorce fábricas de producción de explosivos en el interior de Faluya. Mientras, el ministro iraquí de Planificación, Salman al Yamili, reabrió hoy la sede de la administración local, así como las oficinas de los principales servicios públicos para que puedan empezar a trabajar de nuevo.
Ayer, el Ejército iraquí anunció la liberación total de Faluya, después de hacerse con el control del último barrio en poder del EI en el norte de la ciudad, y el primer ministro Haidar al Abadi acudió a la localidad para certificar el control de Bagdad sobre la misma.
El jefe del Gobierno izó la bandera iraquí cerca del hospital general de Faluya y prometió que pronto esta será izada también en la ciudad de Mosul, bastión del EI en el norte de Irak.
El objetivo último del Gobierno de Bagdad es expulsar al grupo terrorista de la ciudad de Mosul, capital de Nínive y feudo de los yihadistas desde que estos irrumpieron en el norte de Irak y se hicieron con amplias zonas en junio de 2014.