Los nubarrones que revestían de un velo de misterio el magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse se despejan cada día con la intervención de Estados Unidos en las investigaciones.
Otros tres sospechosos, todos de alto calibre, han sido arrestados en las últimas horas con relación al asesinato ocurrido el 7 de junio de 2021.
Moïse fue acribillado a tiros en su propia residencia por un comando paramilitar integrado por colombianos y haitianos. Con los últimos tres son siete los detenidos. Los primeros cuatro fueron transferidos a Miami, Florida, para ser procesados por el crimen.
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En lo que se interpreta como una muestra de interés para cerrar el paso a la impunidad, fueron apresados Walter Veintemilla, un ciudadano estadounidense; Antonio Intriago, venezolano-estadounidense, y Arcángel Pretel Ortiz, dueño de una empresa de seguridad del sur de Florida.
Con las detenciones hay más esperanza de que se aclare un crimen ominoso, cuya impunidad ha perturbado más a la opinión pública sobre la crisis de un país que ha navegado como barco a la deriva.
Con las muchas incógnitas que han rodeado el crimen se espera que no quede ningún cabo suelto.
