Opinión

A los maestros, con  cariño

A los maestros, con  cariño

Un maestro tiene que vivir en condiciones dignas, no en la pura miseria, como hasta ahora. El Estado debe incluirlo, como prioridad, en sus planes de viviendas, salud, seguridad…. Los maestros tienen que ser reeducados. Y esa es tarea del Estado, no de los propios maestros. Si los maestros no están bien calificados, la culpa es del sistema que los formó.

Un maestro debe ganar inicialmente, no menos de mil dólares mensuales. ¿Es mucho? No creo, si tomamos en cuenta el costo de la canasta familiar. Pero además el maestro debe tener una indexación salarial todos los años.

Reinaldo Pared Pérez, el peor secretario general que ha tenido el PLD, el más retrógrado, siempre a la derecha de la derecha, recibe un millón de pesos mensuales por el barrilito, sin contar su salario de senador y presidente del hemiciclo, y advierte al presidente de la ADP sobre la posibilidad de ser sancionado por colocarse del lado de los maestros.

Un maestro no puede ganar 30, ni 40 mil pesos mensuales, pero Félix Bautista, secretario general del PLD y senador, pudo convertirse en uno de los dueños del país, pero el maestro está condenado a la indigencia eterna.

Leonel Fernández puede salir de Villa Juana al exilio económico en Nueva York, regresar para hacer política en el PLD y convertirse en el verdadero dueño del país, pero los maestros están condenados a morirse literalmente de hambre.

Senadores, diputados, ministros, embajadores, cónsules, viceministros y directores, muchos de ellos “analfabestias”, no pueden estar por encima de los maestros. En los países de verdad, los maestros tienen salarios de lujo. En Finlandia, por ejemplo, un maestro gana igual que un ingeniero altamente calificado. Se estimula la carrera educativa. En nuestro país, nadie quiere estudiar esa vaina porque “no deja”. Solo deja miseria y frustraciones.

Y así no puede ser. Profesores y médicos tienen que merecer un trato privilegiado. Los primeros forman a los ciudadanos, los segundos velan por su salud. Esos héroes cotidianos no merecen ser tratados como seres inferiores. Ellos son miles de veces más útiles a la patria que los políticos depredadores.

La lucha de los maestros a través de su gloriosa Asociación Dominicana de Profesores (ADP) debe merecer el respaldo de todos.  Es hoy más justa que nunca.

El Nacional

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