Para caminar con pasos firmes, el sistema educativo dominicano tiene que esclarecer tres puntos: la inutilidad de las Pruebas Nacionales, las inconveniencias de la tanda única, y fijar tres o cuatro años para el cambio o modificación de los libros de texto.
Para que haya verdadera modernidad, se torna necesario que con sinceridad se tomen medidas para solucionar los inconvenientes que a la escuela la convierten en un almacén de jóvenes estudiantes de bachillerato que no pasan la prueba de la alfabetización.
No hay que tapar el sol con un dedo, preparando malos bachilleres. Se está empeñando el futuro del país.
Las Pruebas Nacionales deben ser abolidas. No hay razón de gastar cada año entre 80 y 100 millones de pesos para examinar a estudiantes que no están capacitados.
Era más efectivo el sistema en que estudié, donde al alumno lo remitían a otra escuela, para que allí, con profesores que no eran los acostumbrados, fuera evaluado. No se gastaba ni un centavo extra.
El dinero que se destina a las Pruebas Nacionales, puede servir para reducar a cientos de profesores, que son los principales culpables de que haya tantos bachilleres semianalfabetos.
Con la tanda corrida, en el futuro será un paso positivo, pero ahora es impracticable. Hay gran déficit de aulas, y si se implanta la tanda única, ¿dónde se van a meter los muchachos de la tanda vespertina? No olvide que las escuelas funcionan con un mismo local y distintos nombres y obligaciones en la mañana y la tarde.
En líceos como el Juan Pablo Duarte, y el Rodríguez Objío hay estudiantes que se tienen que sentar en el piso, o estar de pie, porque las aulas están llenas. No hay suficientes aulas para la tanda extendida.
Si se aplica de modo general en el venidero año escolar, se van a quedar cientos de miles de estudiantes fuera del aula. La tanda extendida es parte del futuro de la educación, pero sin nuevas aulas, es inaplicable en el año escolar venidero.
Que se modernice la educación dominicana, pero con pies de plomo y no saltos sin base de apoyo.