Bonn. EFE. – Para el director de orquesta italiano Daniele Gatti (Milán, 1961), el compositor y no el intérprete debe estar siempre en el centro, como ocurría en la época de Beethoven y es cada vez más raro en nuestros días.
Se ha perdido el contacto con el creador porque hoy impera el afán de hacer carrera y domina la cultura de la imagen, afirma Gatti, que cosechó la pasada noche un gran éxito al frente de la Orquesta Nacional de Francia, de la que es director, con una interpretación vibrante de la Quinta Sinfonía de Mahler y sus emocionantes Kindertotenlieder, con el barítono alemán Matthias Goerne como voz solista.
Gatti ha dirigido prestigiosas orquestas, desde la de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma hasta la Filarmónica de Viena, las Sinfónicas de Boston o Chicago o la del Concertgebouw, así como la de la Royal Opera House londinense, la Staatsoper de Viena y la del Teatro alla Scala, de Milán, su ciudad natal, además de debutar en Bayreuth con Parsifal hace dos años.
Refiriéndose a la ópera, sin defender a toda costa las puestas en escena tradicionales, critica las que tergiversan el sentido original del compositor.
Es como si uno no se fiase de la música o del texto dramático. Se quiere poner a veces en el centro el propio ego, dice.
Culpa en parte a la propia prensa de lo que ocurre, pues cuando hay una nueva producción, sólo se reseña la noche del estreno sin que importen las funciones posteriores aunque haya cambios de intérpretes.
No parece muy de acuerdo con las críticas del director de escena británico Jonathan Miller a los grandes teatros de la ópera por las puestas en escena excesivas, los elevados precios y la vanidad del público que va a exhibirse y dice que hoy en día hay la máxima libertad en cuanto a indumentaria del público -los hay que van incluso con vaqueros- y es posible encontrar casi siempre entradas baratas aunque sea de pie».
Una buena idea para acercar la ópera a quienes no van normalmente a sus representaciones es la de proyectarlas en las salas cinematográficas, explica el maestro italiano.
En cualquier caso, hay quienes llevan treinta años haciendo advertencias apocalípticas sobre el futuro de la música clásica, pero ésta no va a morir, augura Gatti, quien niega, por otro lado, que la música ligera sea nuestro enemigo».