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“Nacionalización de la ideología”

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 Como el más alto dirigente del Movimiento Popular, Maximiliano Gómez, “El Moreno”, apenas estuvo seis años, Después de la revolución y guerra patria de Abril de 1965 hasta que fue asesinado en Bruselas, Bélgica, por elementos de la Agencia Central de Información (Cia) asociados con el gobierno despótico y neotrujillista de Joaquín Balaguer. 

 Muchos dominicanos de conciencia, no necesariamente izquierdista revolucionarios aunque sí varios de éstos, reconocen a “El Moreno” una importancia y una trascendencia que no a la mayoría de los dirigentes que fueron sus contemporáneos, que le precedieron y que le sucedieron en las direcciones de los diversos grupos de la ideología en sus líneas prosoviética, prochina y proalbanesa.

 ¿Por qué?

 ¿Dónde radicó la fuente del carisma que tan pronto se lanzó a hacer política en las calles, aún dentro de la más rigurosa clandestinidad, empezó a rodear a Maximiliano Gómez?

 “El Moreno” no perdía de vista la necesidad de organizar al partido de los trabajadores y obreros de las ciudades y los campos, pero empezó a conocer de la transformación del capitalismo y los capitalistas, urbanos y rurales, y de la necesidad de acercarse a ellos y de acercarlos a las ideas socialistas.

 No para convencerlos de lo imposible sino para ayudarlos a desarrollar pensamientos y conductas de convivencia que les permitieran tomar del socialismo la sensibilidad humananitaria que no habían heredado del capitalismo histórico –salvaje-, del que eran herederos o descendientes.

 En Santo Domingo, en Santiago, en San Francisco de Macorís y en otras capitales de provincias, “El Moreno” mantenía el contacto más estrecho con la base social natural en los grupos y barrios de obreros trabajadores, y de la clase media progresista, pero había abierto un canal permanente de contacto igual con sectores de empresarios no fanatizados por el absurdo del anticomunismo profesional de alegados políticos criollos y extranjeros que vivían, y muy bien, de esa actividad comercial irracional y absurda.

 Todo eso, bajo el planteamiento de “nacionalización de la ideología”, que propugnaba y realizó una ruptura de relación causa a efecto con la Unión Soviética y China para reducirla a su término racional de relación solidaria sin subordinación, basada en un estudio de la historia que permitiera plantear la realidad nacional y la posibilidad de diseñar e implantar el socialismo dominicano.

 “Nacionalización de la ideología” o descolonialización de la izquierda, que también pudiera haberse llamado.

 Pero en eso lo sorprendieron la prisión, el destierro y su final asesinato en la capital belga, hace tanto como treinta y nueve años, sin quien reuniera el talento, la capacidad y el carisma, hasta hoy, para tomar su bastón en la carrera de relevo del desarrollo ideológico y político de este pueblo.

El Nacional

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