Se supone que un programa de temporada es una producción especial, con una temática y orientación establecida, con un ciclo vital determinado.
Desde hace tiempo hemos visto como en la televisión española se hacen producciones para la temporada de verano, como uno que hicieron desde las playas de Ibiza, con transmisiones todas las semanas de un
espectáculo extraordinario.
Hay programas de temporada de carácter temático en la televisión
norteamericana, que dan gusto verlos, que consiguen una gran audiencia y, por supuesto, importantes patrocinadores.
Producciones realmentes memorales, que hacen historia, que no abarcan todo el año, y que se salen de los formatos tradicionales, que se realizan a manera de seriales. Parte de la dinámica de la televisión de los nuevos tiempos.
Decimos esto a propósito de que aquí se sigue festinando todo y haygente que sigue «jugando a la televisión» y a la vez «jugando con la inteligencia de los televidentes», creyendo que todo el mundo es tontoy ciego.
Luego de haber relajado con los denominados «reality shows», cualquierizando el concepto, ahora la moda es el asumir que están haciendo «programas de temporada», cuando a leguas se puede ver que es
más de lo mismo, aunque no todos, valga la precisión.
Las cosas que vienen haciendo durante todo el año, ahora la resumen en tres meses, solo para llamar la atención de la teleaudiencia y los anunciantes.
Una truculencia muy burda de gente avivata que hay de más en nuestra televisión.
Y es que la falta de creatividad y de talento, donde más se manifiesta hoy día es en nuestra televisión, con tantos canales y gente improvisada.
Los «copiones» están a la orden del día, viviendo solo, «del bulto» y de las apariencias.
Cuando se pusieron de moda las pantallas de plasma, muy pocos han sido los programas que no colocaron una en el set, como señal de «renovación» y «modernidad» escenográfica.
Luego vino la moda de los panelistas y programas de comentarios con una laptop en el escritorio. (A veces apagada, pues siguen leyendo de
los periódicos) Ahora son las tabletas (I-Pad). El que no tiene una, no está en nada.
Está fuera de moda, «obsoleto», como si un simple artilugio marcara la diferencia, y llenara el vacío que provoca la falta de buen contenido.