Hay que virar la torta

Los organizadores de espectáculos multitudinarios con orquestas de merengue van a tener que emplearse a fondo para provocar el interés del público.

El modelo que desde hace tiempo vienen empleando luce agotado.

Se evidencia en el hecho de que el público no está acudiendo en la cantidad deseada a los espectáculos y conciertos de merengue aunque la entrada sea gratuita.

A la gente no le interesa ir a ver un desfile de orquestas que ya cansan haciendo lo mismo en los bailes y en la televisión.

En los carnavales, festivales, merengazos, en las tarimas del malecón siempre ofrecen más de lo mismo, sin que nadie se preocupe por hacer algo diferente.

El único que está procurando hacer algo diferente es El Jeffrey, quien contrata a un productor de espectáculos para que le monte una producción en los conciertos donde tiene que compartir tarima con otros grupos.

Pienso que se debe hacer lo mismo con todos los demás, de manera que ello se convierta en un atractivo para el evento, como sucedía en los años ochenta con El Carnaval del Merengue que organizaba José Tejeda en la ciudad de Nueva York.

Las agrupaciones se mandaban a confeccionar uniformes diferentes, y cada cual montaba una producción, lo que provocaba un gran entusiasmo en el público, pues cada quien apostaba a su favorito. Pienso que lo mismo se debedríza implementar, porque la gente no está en eso de ir a ver grupos desfasados haciendo siempre lo mismo.

Sobre todo con un público tan exigente como el criollo, que en gran medida vive del inmediatismo, y que ultimamente manifiesta la tendencia de no seguir trayectoria.

Pienso que las firmas de licores, cerveza, y las compañías telefónicas que patrocinan los grandes eventos pueden muy bien destinar parte de los recursos en contratar un productor que le de un viraje a »la tortilla» para que no se siga »quemando» de un solo lado.