Adios a Mercedes Sosa
El tiempo inexorable poco a poco ha ido cerrando las ventanas en las que solíamos recrearnos y mirar al pasado desde un ángulo desenfadado, trayéndonos el efluvio de la América morena, a ritmo de tambores lejanos como queriendo hacer vibrar nuestros ancestros.
La muerte de Mercedes Sosa cierra un ciclo tan necesario y crucial en que las voces de los cantantes internacionalistas como la de ella jugaron un papel importante como catalizadores de anhelos y del sentir de la gente en pie de lucha contra la tiranía y la opresión.
En esos años de la denominada Guerra Fría, con militares que se erigían en tiranos para conculcar los derechos del pueblo de uno a otro confín en América Latina, la nueva canción y sus exponentes se constituyeron en las voces de los oprimidos y en estandarte de la lucha redentora.
Mercedes dejó de ser la voz del folklore argentino, para convertirse en la voz de los pobres, hasta llegar a ser La Voz de América Latina.
Hasta aquí vino ella a Siete Días con el Pueblo, y la recuerdo como ahora, en las reuniones familiares que organizaba el difunto Orlando Martínez, las cuales no eran más que un pretexto para conocer de cerca a figuras de una dimensión continental como lo era ella entonces, pero que con el tiempo habría de devenir en una cantante de alcance mundial, como lo demuestra la oleada de condolencias que se han estado expresando desde todas partes del mundo desde que se anunció su fallecimiento.
Se apagó la voz de la cantora, quizas con el velado propósito de que con su legado se encienda la esperanza por un futuro mejor, en un mundo convulsionado e incierto en el que nadie más asume el estandarte de su lucha, con su voz.
Ella ya lo dijo en su canto: Si se calla el cantor, calla la vida.
Adios Mercedes.