Opinión

¿Asesorar qué?

¿Asesorar qué?

Ernesto Guerrero

“Yo vengo del sitio desde donde hay que hacer las cosas. Entonces, que yo voy a asesorar”. Estas son las muy acertadas declaraciones del doctor Nelson Monegro Rodríguez, ex-director del Servicio Nacional de Salud (SNS), al momento de rechazar públicamente el puesto de consolación (botella) que le ofertó Danilo, durante el festival de nombramientos a sufragar con fondos públicos.

La reforma del sector salud se inicia desde hace una década con la separación de poderes y deberes entre el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud, este último se queda con la responsabilidad de gerenciar todos los establecimientos de salud del Estado, administrar las tres cuartas partes del presupuesto.

Diputados, gobernadores, ministros, directores generales, y todos aquellos que lo único que hacen es gestionar empleos, enfocaron hacia SNS. Dado que sus ambiciones no siempre fueron complacidas, dirigieron sus “cañones” contra un director interesado en hacer una buena gestión, interponiendo solo la capacidad y experiencia como méritos para ocupar una posición.

Dentro del mismo sistema, los desafíos no fueron menores, puesto que enfrentó con valentía un gremio médico que irrespeta la autoridad de mando; incumple con los horarios para los cuales fueron contratados y que rechaza toda medida disciplinaria tendente a mejorar la calidad del servicio. Para colmo el respaldo que recibía del presidente era: “tienes que buscarle la vuelta”.

Por muchos años trabajé en el sector salud, siempre apegado al dicho de que: “El ministerio ni agradece, ni guarda rencor”. En dos ocasiones fui cancelado; la primera siendo director de Epidemiología, cuando el doctor Amiro Pérez Mera anunció la erradicación del polio, mientras yo todavía identificaba algunos casos nuevos.

La segunda, cuando siendo director del programa de sida, el doctor Rafael Gautreau consideró que trabajaba mucho con los grupos vulnerables (homosexuales y trabajadoras sexuales). En ambas ocasiones a pesar del malestar, rechacé nuevos cargos y me fui a esperar que cambiaran los tiempos.

En lo único que difiero con el doctor Rodríguez Monegro, es que más que el clientelismo, populismo y los intereses afectados lo que se interpuso fue la corrupción delictual que se coge los puestos y los dineros, establecida por una política al servicio de las ambiciones particulares y grupales.

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