Opinión

Ausencia de confianza

Ausencia de confianza

Los pueblos, con su inteligencia natural, tienen diferentes formas de expresar su sentir y descontento político ante un gobernante o administración, y los dominicanos y dominicanas hacen uso de su sabiduría para hacerle saber a los gobiernos cuándo no se están manejando bien y cuándo sus decisiones no generan confianza. 

El hipócrita presidente que llega al gobierno con mucha popularidad y credibilidad en el seno del  pueblo, poco a poco las grandes mayorías nacionales dejan de creer en él, en sus palabras y decisiones.

Las masas populares dominicanas son sumamente buenas hasta el punto de que han soportado que durante más de cuarenta años las cúpulas de los tres principales partidos, con los mismos falsos argumentos, las engañen políticamente.

Pero el hecho de que las grandes mayorías sean benévolas, compasivas, magnanimes y bondadosas no quiere decir, en modo alguno, que sean taradas ni han perdido el sentido y olfato político para comprender cuándo están siendo estafadas desde las alturas del poder, y ahora, precisamente en la presente coyuntura, por las tantas y tantas cosas feas ejecutadas y promesas incumplidas por el actual gobierno, el pueblo le ha perdido la total confianza a la vigente administración.

La realidad está demostrando que ninguna dominicana o dominicano bien nacido y con sano juicio, puede confiar en lo que un gobierno diga que va hacer o no hacer y esto así porque en lugar de cumplir con lo que han prometido lo que han hecho es burlarse de la buena fe de los que en él han confiado. 

                    Lo mejor del pueblo dominicano se siente burlado por la actual administración, igual como se frustró con las anteriores, porque se le ha querido tomar el pelo, se le ha querido embaucar, chasquear y engatusar con promesas, con ofrecimientos y proposiciones que a la postre se comprueba que no son más que simples palabras huecas, proyectos para no cumplir, proposiciones que no se han de materializar, en fin, se le habla al pueblo de progreso, adelanto y éxitos y luego lo que ve es atraso, desdicha y penurias.

 Cuando al pueblo se le ha pintado un cuadro de felicidad y florecimiento lo que luego tiene por delante es atraso y el empeoramiento de su vida material y espiritual.

Parasitismo y clientelismo político, corrupción, tráfico de influencia, despilfarro de los dineros del erario, promesas incumplidas, inseguridad personal y de bienes; el pago con los dineros del erario a la adulación, a los halagos, al servilismo, a la coba y a la lisonja; crear un ambiente social, económico y político nefasto, funesto, triste y desgraciado no puede estimular ni fomentar confianza en la conciencia del pueblo dominicano.

  Salirle al país con una explicación diaria diferente de la causa de su miseria, no estimula la confianza y nunca más un ciudadano presidente va a gozar de la credibilidad que el pueblo depositó en él porque la confianza, como la vida, cuando se pierde no vuelve.  

El Nacional

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