Ninguna razón o pretexto puede invocar la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) para ordenar el cierre de las escuelas públicas y colocar en inminente peligro el año escolar, menos aun si ese paro de docencia se convoca en extraña protesta porque las autoridades dispusieron de un aumento salarial para los maestros.
Aunque el gremio magisterial anunció una suspensión de labores por 48 horas, la verdad es que desde antes se producen interrupciones en planteles de diversos municipios y la de ahora se prolongará por el resto de la semana y quién sabe.
No resulta fácil entender que se decrete una paralización de docencia porque el gremio magisterial no está conforme con el nivel de incremento del sueldo base que perciben los maestros, porque el buen juicio aconseja que ese sea un motivo para continuar discusiones o exigencia en torno a un monto mayor, sin afectar el calendario escolar.
Durante el primer año del ejercicio fiscal que ampara el 4% para la educación, se agravan los vicios y males que por décadas traban el desarrollo del sector educativo, entre los que se resaltan la carencia de planificación y la persistencia del magisterio en suspender docencia por cualquier quítame esta paja.
El Ministerio de Educación está compelido a insistir en un diálogo útil y racional con la ADP, gremio que debería revocar de inmediato su infeliz convocatoria a suspensión de clases en planteles públicos, porque no hay derecho a lapidar a alumnos provenientes de sectores vulnerables, condenados a padecer la ignominia de la ignorancia y el atraso. ¡Basta ya de tanta irracionalidad!
19 de Marzo
Razones sobran para que presentes generaciones conmemoren hoy con legítimo orgullo patrio el 169 aniversario de la Batalla de Azua del 19 de Marzo de 1844, primera jornada bélica de defensa a la recién proclamada República, emprendida por un improvisado ejército contra las tropas regulares del Estado de Haití, dirigida por el propio presidente Charles Herard.
Esta batalla que signó la consolidación de la Independencia nacional, se escenificó en cuatro frentes, en todos los cuales las huestes dominicanas comandadas por el general Pedro Santana y Antonio Duvergé salieron airosas frente a las tropas haitianas integradas por más de cinco mil hombres.
Por constituir una victoria esencial para el proyecto independentista y por el arrojo y valentía de sus combatientes, la historia otorga a ese episodio categoría de epopeya, y los dominicanos guardan eterno agradecimiento a los patriotas de la gesta de Azua.