¿Qué es lo último que sabemos sobre el universo? Que no es universo: es multiverso. Ya que hay muchísimos universos a la vez, simultáneos, paralelos, componiendo racimos muy gruesos, miles de millones, como un viñedo lleno de racimos de uvas por doquier. ¿Dónde están? En lugares y tiempos lejanísimos a nuestra realidad, pero plegados todos a una supraestructura. Imaginen una sopa de burbujas.
Una de esas burbujas es nuestro universo: nosotros y todas las galaxias estamos en su superficie en expansión. Pero hay en la sopa otras burbujas parecidas naciendo a cada momento, creciendo, fundiéndose unas con otras, estallando.
¿Cómo lo saben? Los modelos teóricos así lo indican. Hay físicos dedicados a rastrear las evidencias de estos universos paralelos al nuestro, que nacen a cada instante. No hubo un solo Big Bang, los hay continuamente, se predice la infinitud como medida de todas las cosas, de modo que cada segundo podrían surgir millones de universos y desaparecer otros tantos en la misma proporción. Se esgrime una cifra subyugante en el sentido de que hay tantos universos como estrellas hay.
¿Está habiendo un Big Bang en algún lugar? Sí. El de nuestro universo fue hace 13.700 millones de años. Digamos que el multiverso es un jacusi repleto de aguas burbujeantes que surgen y estallan de continuo, nuestro universo es sólo una de esas burbujas, que como el resto, suben a la superficie, hacen una vida breve y estallan. Lo sorprendente es que hay miles de millones de jacusis similares, fundiéndose unos con otros, como si tales bañeras estuvieran en una galería de espejos, reproduciéndose al infinito.
¿Y cómo y cuándo acabará nuestro universo? Seguirá expandiéndose hasta alcanzar un frío infinito, quizá por entonces hayamos aprendido a saltar a otro universo. ¿Cómo así? Muchas civilizaciones que nos aventajan por miles de años en tecnología hacen eso como rutina, saltan de universo en universo puesto que saben como hacerlo, porque todos están a un milímetro del resto, plegados en una geometría de 11 dimensiones, incomprensible para nuestros cerebros.
¿Y viajar en el tiempo? Teóricamente es factible, pero el desarrollo aún nos esconde ese saber a descubrirse en un futuro lejano, así que si un día alguien llama a su puerta y le dice: hola, soy tu ta-ta-ra-ta-ranieta, no le des un portazo, puede que sea su descendiente que viene a visitarlo desde el futuro.