Por los frecuentes accidentes y largos taponamientos que causa, el tránsito desordenado de camiones, patanas y otros vehículos pesados por el Gran Santo Domingo, se convierte en otro motivo de angustia ciudadana, como lo demuestra el dato de que el 80 por ciento de los lectores de El Nacional digital que abordaron el tema favorece que se prohíba durante el día la circulación en la ciudad de esos vehículos.
Centenares de camiones de cama abierta y cerrada o de cabezotes que acarrean furgones ingresan o salen de la capital en horas de mayor tránsito lo que convierte avenidas y corredores expresos en verdaderos pandemónium, además de los continuos reportes sobre colisiones en vías de gran congestionamiento o en calles interiores.
En cualquier metrópolis medianamente organizada se restringe el paso de transporte pesado por avenidas principales durante las horas de mayor tránsito, pero en el Distrito Nacional y provincia Santo Domingo, ese tipo de vehículo tiene vía libre sin importar el desorden que causan ni el peligro que representan.
Avenidas como la George Washington, Independencia, 27 de Febrero, Bolívar, Sarasota, Núñez de Cáceres, Privada, Máximo Gómez, Ortega y Gasset, John F. Kennedy y otras vías de gran circulación de vehículos, se convierten en vías de paso de camiones y patanas, que también se internan por calles estrechas o de difícil acceso.
Una cantidad apreciable de esos aparatos distribuye por toda la ciudad las mercancías que acarrean desde puertos y aeropuertos, lo que convierte a esos camiones y patanas en parte de un peligroso sistema de delivery, que penetra por todos los rincones de la ciudad.
El Ayuntamiento del Distrito está en obligación de ordenar el caótico tránsito de vehículos pesados por la capital, y otro tanto tendrán que hacer las alcaldías de los municipios vecinos, como forma de reducir accidentes fatales y de restaurar el sosiego ciudadano.
Se requiere un estudio previo que determine el volumen e intensidad de la circulación de camiones y patanas por la geografía metropolitana, a los fines de prohibir su paso por principales arterias en horas de gran tránsito o su ingreso por avenidas tan concurridas como el Malecón e Independencia.
Urge poner e imponer orden en el infernal tránsito de Santo Domingo, por cuyas calles y avenidas ruedan centenares de patanas, camiones y volquetas, literalmente, llevándose todo lo que encuentran por delante.