El canciller Miguel Vargas Maldonado informó hoy que el Ministerio de Relaciones Exteriores inició un proceso de consultas e indagación con el Ministerio de Cultura y la Academia Dominicana de la Historia, a fin de establecer los hechos relacionados con la desaparición de los restos de Alonso de Ojeda y su actual destino.
El funcionario fue inquirido luego de la publicación por este diario de una serie de cinco trabajos sobre la sustracción de los restos de Ojeda en 1965.
Dijo que los resultados de esa averiguación oficial dictarán los pasos que puedan darse a continuación.
«Puede usted estar seguro de que el Ministerio de Relaciones Exteriores cumplirá con las responsabilidades que le correspondan», refirió Vargas Maldonado en una carta enviada a este periódico a través del director de Comunicaciones de esa cartera, Hugo Beras.
Al momento de la desaparición de los restos de Ojeda, la Cancillería era la responsable de la custodia de las cenizas del conquistador español enterradas en la entrada principal de las Ruinas de San Francisco, en el sector San Antón, de la Ciudad Colonial.
La urna con las cenizas de Ojeda fue hurtada tras concluir la Revolución de Abril de 1965, durante el gobierno de doctor Héctor García Godoy.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de entonces estaba bajo la dirección José Ramón Rodríguez, quien al parecer no se percató de la sustracción o no se interesó por el caso que afecta el patrimonio histórico dominicano.
Ni en la Fiscalía del Distrito Nacional ni en la Policía Nacional se hizo denuncia del robo en esa ocasión.
Se puedo establecer que los restos fueron sacados del país por el sacerdote español Fernando Campo del Pozo, quien fuera cura párroco de Ciudad Ojeda, estado de Zulia, Venezuela.
Según relató el periodista venezolano Manuel Arends al cronista de La Vanguardia de Barcelona, Alberto Vázquez Figueroa, que conversó por teléfono con Campo del Pozo y este le confirmó que había extraído los restos de Ojeda de las Ruinas de San Francisco.
Arends informó que los restos fueron llevados a Venezuela en 1982 con el consentimiento del Episcopado venezolano y la Cancillería de ese país en el gobierno de Luis Herrera Campins.
El Gobierno dominicano había negado a su par venezolano la solicitud de llevar estos restos a Venezuela, donde consideran a Ojeda el conquistador de esas tierras.
La primera solicitud venezolana fue en 1899 frente al gobierno de Ulises Heureaux, la cual fue negada. Posteriormente, en 1942 y 1949 también hicieron similar petición pero fue negada por Rafael Leónidas Trujillo.
Ojeda había expresado el deseo de que sus restos fueran sepultados en la entrada principal del Monasterio de San Francisco, lugar en que estuvieron enterrados durante 450 años hasta que fueron robados en 1965.