ROMA. AFP. «Basta. Hay que hacer la limpieza seriamente en nuestra Iglesia» católica mediante la condena de los culpables de abusos a niños y la indemnización de las víctimas, estimó este sábado el cardenal Walter Kasper, un cercano colaborador del papa Benedicto XVI, en una entrevista.
«Los abusos sexuales a menores por parte de responsables del clérigo son actos criminales, vergonzosos, pecados mortales inadmisibles», afirmó en el diario Repubblica el influyente prelado alemán, presidente del Consejo pontificio para la unidad de los cristianos y miembro de varios dicasterios del Vaticano (equivalentes a los ministerios).
Según él, «el Papa no tiene la intención de quedarse mirando» sin actuar y exige «tolerancia cero».
Al escándalo de pederastia en el que está involucrado el clero irlandés, hecho público a finales de 2009, se sumaron en las últimas semanas revelaciones de abusos sexuales en colegios católicos de Alemania. Y el viernes el escándalo salpicó a la coral de los niños cantores de Ratisbona (Baviera), que estuvo dirigida durante 30 años por el hermano del Papa, el obispo Georg Ratzinger, quien niega estar al corriente de los hechos.
La Iglesia católica afronta ahora varios escándalos de abusos sexuales -en particular uno en un coro dirigido por el hermano del papa Benedicto XVI- que engrosan una larga lista de casos de pederastia clerical en numerosos países, desde Estados Unidos hasta Irlanda.
El escándalo de Alemania estalló a finales de enero en el prestigioso colegio jesuita Canisius de Berlín. Su rector había admitido que muchos alumnos fueron víctimas de abusos sexuales en los años 1970 y 1980 en los que se vieron involucrados dos ex profesores jesuitas.
Pero se extendió a otros establecimientos escolares, como el de Ettal, en Baviera, y ya provocó varias dimisiones eclesiásticas.
El viernes le tocó el turno al coro de los niños cantores de Ratisbona, también en Baviera, dirigido desde 1964 a 1993 por el obispo Georg Ratzinger, hermano de Benedicto XVI.
El obispado de Ratisbona reconoció un caso de abusos sexuales que se remonta al comienzo de los 1950 pero dice disponer «de informaciones sobre varios casos de presuntos abusos entre 1958 y 1973». Monseñor Ratzinger declaró a una radio local no haber estado al tanto de nada.
Mantenían secreto
Hasta finales del siglo XX, la Iglesia católica, en aras de preservar su imagen, optaba por mantener en secreto estos casos y cambiar de puesto a los culpables.
Y es que los casos de pederastia desgastan a la institución, muy presente entre los más jóvenes a través de la catequesis y de los establecimientos escolares.