Por GENARO C. ARMAS
Associated Press
PHOENIX (AP) — Ambos comparten el mismo nombre y el amor por el béisbol. Pero Carlos Gómez dice que su padre siempre ha recibido más reconocimiento que él en este deporte, en su natal República Dominicana. Gómez hijo está consciente sin embargo de que ostenta un logro que no alcanzó su padre. Su guante de oro seguramente ocupará un lugar visible en la casa familiar. “Él siempre me dijo `cuando tenía 21 años, yo era mejor que tú, íbla, bla bla!”’, dijo el jardinero central de los Cerveceros de Milwaukee, en tono de broma. “Sí, pero yo soy el profesional. Soy el que lleva casi ocho años en las grandes ligas.
Él nunca llegó”. Desde luego, todo es parte de un juego de discusiones en familia. Pero la realidad es que Gómez ha alcanzado el éxito en las mayores. La campaña de 2013 marcó su despegue. Además de obtener el Guante de Oro, Gómez bateó para .284 con 24 jonrones, 73 impulsadas y 40 robos, además de 80 anotadas. Fue la presencia estable en la alineación durante una temporada por lo demás decepcionante para Milwaukee, que no contó por largos tramos con los toleteros Ryan Braun, suspendido y lastimado de un pulgar, y el dominicano Aramis Ramírez, lesionado de la rodilla izquierda.
Ahora, la constancia es lo importante para Gómez, quien cumplió 28 años en diciembre. “A esa edad sigue aprendiendo y mejorando, y creo que con esa mentalidad puede explotar todas las herramientas que tiene”, consideró el manager Ron Roenicke. “Espero que salga y tenga el mismo tipo de temporada o una mejor”. Gómez se enorgullece del trabajo duro que lo ha convertido en uno de los mejores guardabosques centrales en las mayores.
El quisqueyano de 1,91 metros y 98 kilogramos (seis pies, tres pulgadas y 218 libras), cumplió con su rutina de acondicionamiento físico, ejercicios de velocidad, bateo y labor de gimnasio para la próxima campaña. Dijo que pasó el receso mirando videos de sí mismo para analizar sus puntos débiles. “Lo importante es prepararse mentalmente para seguir en el juego y para continuar en el nivel que me permita mantenerme en el terreno”, dijo Gómez, quien considera también importante no dejar de divertirse.
“Creo que si eres un fanático que vienes a un juego, quieres ver a un chico como yo, que da todo cada día”, dijo. “Tienes que ser inteligente en algunas ocasiones, y controlarte, pero sin dejar de ser tú mismo”. Roenicke seguramente está encantado por esa actitud. Gómez es también agresivo en el plato, con un promedio de .402 de por vida en el primer lanzamiento.
Sin embargo, batea apenas para .161 cuando está en dos strikes. Al jugador de Santiago de los Caballeros le gusta la libertad con la que cuenta en Milwaukee. “Esto significa todo. Si no tuviera este tipo de manager y el equipo que hay, probablemente no sería el pelotero que soy ahora”, comentó. “Ron me da luz verde para hacer lo que quiero, y luego comenzamos de nuevo”. Gómez, quien irradia confianza, ha cobrado también más notoriedad, luego de representar a los Cerveceros en un comercial difundido esta primavera, con un pelotero de cada equipo.
Es algo que tampoco consiguió su padre. “Yo soy el profesional, el que ha ido al Juego de Estrellas, y cada vez que pego un hit, en Dominicana me siguen llamando el hijo de Carlos Gómez”, bromeó. “Me siento orgulloso… la gente piensa que mi papá es el grande, cuando yo lo soy”. ———