Fidel, gestor
Señor director:
Mi afirmación de Fidel tomando café bajo una mata de güira, se trato de una imagen para contrarrestar la afirmación de Fidel encabezo un impetuoso ejercito que hizo tañer las campanas por la huida de Batista. La frase del increíble ingeniero poeta.
El aporte idealista y emotivo de Fidel al derrocamiento de Batista fue inmenso.
Pero ni Fidel derroco a Batista, ni Batista venció a Fidel, inaccesible e inexpugnable aun a los bombardeos de Batista.
Fidel fue una bandera desplegada al mundo desde lo alto de la Sierra Maestra contra Batista.
Desde allí unifico el liderazgo político de Cuba, decaído tras la muerte de Chibás.
Chibás vivo, ni Batista da el Golpe de Estado, ni Fidel traicionaría a la nación cubana con su revolución.
Fidel aporto el ánimo nuevo e inyecto esperanzas al políticamente oprimido (económicamente, no) pueblo cubano.
Fidel impulsó a los jóvenes a vencer o morir que fueron, como dijimos los que, con su muerte, realmente derrocaron a Batista.
Fidel fascinó al mundo entero sobre todo, a América Latina, contra Batista.
Fidel sedujo al pueblo americano y al gobierno de USA y viro al Departamento de Estado y a la Embajada en Cuba, contra Batista, sin dudas, en demasía.
Pero las inconmensurables ansias de ser y poder de Fidel, que ya de sobra las palpamos en el Colegio de Belén, torcieron las genuinas aspiraciones del pueblo de Cuba hacia una democracia real, sustentada en la Constitución de 1940 derogada por Batista en 1952, triste 50 Aniversario de la fundación de la República de Cuba.
Fidel impuso, por la fuerza de las armas y del terror, el totalitarismo en Cuba, llámese como se llame. O mejor, llámese fidelismo.
Y, de esto, la historia no lo absolverá.
Atentamente,
Lic. Francisco Dorta-Duque
Santo Domingo