Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

CARTAS DE LOS LECTORES

Falsos valores

Señor director:

En la gran confabulación de nacionales y extranjeros contra el país, ya no sabemos que más falta por ver. Finalizando el mes de junio asistí a un ciclo de cine llevado a cabo por la Cinemateca Dominicana, que cerraba dicho evento con una película dominicana: “Cristo Rey”: una isla dos mundos, donde lo novedoso es el tema haitiano, por lo que trabajan allí nacionales dominicanos y de ese otro país. Gran fiasco el que me llevé. “Fui por lana y salí trasquilada”, pues se trata de una proyección que solo recoge episodios del bajo mundo dominicano, tema que sigue fascinando muchos guionistas.

Lo de la delincuencia y el tráfico de drogas no pasa de ser algo más de lo mismo. Son filmes donde tal parece que sus creadores se han quedado congelados en el peor de los rostros que tiene el país dominicano, como si no hubiera nada más que ver o emular para este séptimo arte. No sabemos hasta cuando seguirá proyectándose, sin más ni más, la vida capos, vándalos, es decir, personas degeneradas. ¿Cuál será la atracción? Es como si se quisieran estimular hechos delictivos y sangrientos. Con estas imágenes, mensajes y ambientes diluidos y deprimentes, la mejor decisión es abandonarla butaca de la sala de ese cine. Allí todo es antivalores: familias rotas, violencia, lucha por la subsistencia a través de los peores caminos, lugares sombríos y de extrema pobreza.

En “Cristo Rey: una isla. Dos mundos”, el personaje de mayor referente delincuencial, líder en el tráfico de drogas, es un dominicano, pero hay un personaje encarnado por un señor haitiano que tiene un rol protagónico, él es la estrella que descuella por sus habilidades, buenos sentimientos, y rostro angelical, en la cosmovisión de quien hizo el guión, pues este haitiano también pertenece al bajo mundo.

Otro personaje que se destaca es una joven dominicana, la cual, en su papel, después de estar prejuiciada con el haitiano cae vencida de amor por él. Ella es la imagen viva de la tonta útil, que peca de inocente haciendo y diciendo tonterías (lavar exageradamente un vaso donde el haitiano había tomado agua) para decirle al mundo que en Dominicana hay prejuicios hacia aquella nacionalidad. También la bobada de preguntar si el haitiano sabia leer, así le dio la oportunidad de que este se explayara en el tipo de respuesta que le dio.

Por más de una razón esta no es buena película, al menos no es digna de verla una segunda vez, y recomendarla. Es este un guion cargado de intencionalidad desde su concepción original y posterior desarrollo.

Atentamente,

Melania Emeterio R.

El Nacional

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