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Dinero de Odebrecht

Señor director:

El escándalo de Obredecht que se destapó en Brasil y aquí vino a rebotar, ha dejado al descubierto lo que casi todo el mundo sabía, pero sin confirmación, sobre las comisiones que se esconden en losproyectos financiados por entidades crediticias internacionales.

La aceptación de culpa de esta empresa brasileña ante las autoridades de los Estados Unidos, y su confesión de que en diversos países, incluyendo la República Dominicana, pagó sobornos a funcionarios para obtener jugosas contratas, obliga al Ministerio Público, encarnado en la persona de Jean Alain Rodríguez, a someter antes los jueces un expediente del caso, aunque al final no caiga nadie.

Porque una cosa es que el Ministerio Público someta, y otra es que un juez condene, pero lo que sería inaceptable es que luego de largas horas de investigación y con las negociaciones que Odebrecht ha llegado en otros países para devolver parte de lo timado a esos Estados, le salgan al país que nadie es acusado de nada en este caso.

El pueblo quiere que corra sangre, y no precisamente del torero, pero además de buscar culpables el Estado dominicano debe procurar, como han hecho en otras naciones, que la empresa brasileña devuelva al país el doble de la suma envuelta en el soborno, tal y como establecen las leyes, que serían 184 millones de dólares, unos 8 mil 592 millones de pesos, que servirían para construir al menos 7 hospitales modernos.

Aunque lo ideal sería que este caso sea llevado hasta las ultimas consecuencias, caigaquien caiga, esto es algo que ha ocurrido pocas veces en esta isla, por lo que instamos al procurador a poner su empeño en lograr un acuerdo con Odebrecht, en lo que las investigaciones siguen su curso normal y el circo satisface el morbo de la gente, y el país asi pueda ingresar a sus arcas esos 184 millones de dólares, con lo que se haría más, que meter a dos o tres funcionarios a la cárcel, aunque uno aspira a que los actos impunes lleguen a su fin, tanto de loscorrompidos como de los que corrompen.

Atentamente,
Nicolás Mateo

El Nacional

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