El transfuguismo
Señor director;
Es penoso, lastimoso y desconcertante el trasiego que se registra actualmente de dirigentes y militantes de los partidos políticos tradicionales, que cambian de chaqueta por un cargo electivo, una posición en el gobierno o simplemente vendiendo su conciencia por dinero.
El Partido de la Liberación Dominicana, se fundó sobre la base de una estructura marxista, cuyo objetivo principal era liberar al país del imperio norteamericano. Y ahora, olvidando sus lineamientos ideológicos, se inscribió dentro de una línea conservadora que propicia y estimula la corrupción y reproduce los niveles de pobreza.
Igual ocurre con el Partido Revolucionario Dominicano, que adoptó el socialismo democrático como su ideología, consagrada en su estatuto, y que tiene como madre y tutora de su sustentación dentro de las filas perredeístas a la doctora Ivelisse Pratt Ramírez.
Ella sostiene que los partidos miembros de la Internacional Socialista fundamentan su política en una ideología que es un conjunto de ideas, valores, sentimientos, actitudes y propósitos que unifican en una visión común del mundo y de la sociedad.
El PRD se olvidó de esos principios. Un grupo significativo de sus dirigentes lo que buscan en una posición que les genere bienestar personal. Muchos abogan por una revolución interna dentro del partido blanco, después del 2012 para encarrilar a esa entidad por los senderos revolucionarios que primaron bajo el liderazgo del doctor José Francisco Peña Gómez.
El diccionario Larousse define tránsfuga como aquella persona que abandona su partido o ideología y pasa otro. También se dice del soldado que, habiendo desertado de su ejército, pasa a incorporarse y a servir en el enemigo.
En las pasadas elecciones presidenciales, el gobierno conquistó a 7 u 8 dirigentes del PRD, a los cuales no les cumplió en el reparto de dádivas (se le prometió una yipeta y un cargo). Y por incumplimiento, volvieron a su partido, y cuando fueron recibidos por altos dirigentes perredeístas, la propia Ivelisse salió del lugar llorando por la forma alegre que recibieron a esos tránsfugas.
En la entrada de la ciudad de la antigua Roma había un letrero muy grande que decía así: Roma paga los traidores pero los desprecia.
Atentamente,
Dr. Hugo A. Ysalguez
Santo Domingo