¿Quién responde?

Señor director:

La muerte de ocho adolescentes, que enluta al poblado de Villa Mella, es una tragedia más de las que con frecuencia provoca la aceleración del corazón de los dominicanos.

Un advertido accidente de tránsito con saldo fatal de ocho muertos y un grupo de heridos, se debió a la irracional imprudencia del conductor borracho de un autobús de la Federación Nacional de Transporte, Fenatrano de quien se dice es reincidente en actos de irresponsabilidad de esa especie, y recibe respaldo de su patrono.

El chofer, Rufino Rodríguez Vargas, quien dejó abandonados a los muertos y heridos del accidente, más que un irresponsable es un deshumanizado, como muchos otros que cuentan con sus patronos, con su poder y hasta con su tigueraje.

La irresponsabilidad compartida arrancó la vida a ocho adolescentes en edades entre 13 y 19 años. Los padres de los muertos y heridos, no podrán explicar por qué permitieron que sus hijos asistieran a una excursión sin la vigilancia de un adulto responsable. Se pasaron de negligentes y permisivos, pues todos los muchachos no podían engañar a sus padres.

La irresponsabilidad compartida abarca al macrosistema que provoca, anida y alimenta la pérdida e inversión de valores.

Es un sistema que se ha tragado los principios y la dignidad de mucha gente. La irresponsabilidad es un antivalor que, junto a otros, se enseña y se aprende todos los días en nuestro país.

El patrono que escondió al conductor y le preparó su defensa es una persona carente de principios.

Los políticos inescrupulosos, los congresistas violadores de la Constitución, los oficiales de policía involucrados en crímenes y narcotráfico practican y enseñan antivalores.

Los corruptos y corruptas que usufructúan los bienes del pueblo, los jueces que venden sentencias, los periodistas pagados por funcionarios para que distorsionen las verdades, son practicantes efectivos de enseñanza y aprendizaje de antivalores.

Ellos promueven la irresponsabilidad compartida. Y se nota que es una actitud dañina, Esa irresponsabilidad arrancó la vida a ocho adolescentes sin que, por la forma en que son tratados estos casos en nuestra sociedad, tengamos garantía de que habrá una sanción ejemplarizadora.

Atentamente,

Lic. Santiago Martínez

Santo Domingo