Opinión

Cartas de los lectores

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Señor director:
Manuel Zelaya, ex  presidente de Honduras, como acertadamente lo califica la prensa, se queja amargamente (e ingenuamente) de que el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) lo ha dejado a un lado.

Tal vez el ex presidente  pensó que realmente le habían dado un golpe de Estado. Pero es sabido que no fue así. Falso. Ese embrollo lo perpetró Chávez y su grupito, expertos en trastocar conceptos y procesos electorales para inducir a engaño a la mayoría, que no lee o que lee y no entiende.

Es sabido que la manipulada OEA, con Insulza al frente, y sobre todo, los presidentes del Hemisferio, velan siempre por la continuidad de la institución presidencial. Los presidentes, además, se sobrecogen ante cualquier expulsión de un colega primer mandatario, para curarse en salud y evitar que cualquier otro movimiento raro los destrone del Poder.

Chávez y su grupito, aprovechan todo ambiente enrarecido para mantener en la presidencia y en la reelección no democrática a un adepto potencial. Es evidente también que en el caso de Honduras no hubo un golpe de Estado genuino sino la expulsión constitucional de un presidente que intentaba maniobras para mantenerse en el Poder contra la Constitución.

Y la genuina democracia hondureña le paró los pies.

No hubo golpe de Estado en Honduras, porque la Cámara de Representantes acusó a Zelaya ante el Senado de intentar manejos escabrosos para presentarse ante las urnas en contra del mandato constitucional.

El Senado lo destituyó. Sobresale la evidencia de la legalidad de ese proceso destitutivo porque el propio Partido de Zelaya, el Liberal, que era mayoría en la Cámara y voto en su totalidad a favor de la acusación contra Zelaya,  era también mayoría en el  Senado que decidió la destitucion.

El mismo Partido Liberal que entronizó a Zelaya  en  un proceso electoral legal,  lo destituyó. No hubo Golpe de Estado. Dígalo quien lo diga.

Zelaya parece creer que el  Frente de Resistencia Popular lo apoyó a él tras su destitución legal porque creía en él o porque creía que el Golpe de Estado era ilegal. Pero no fue así.

Lo usaron de instrumento para someter al pueblo hondureño a una situación de irrespeto a los Derechos Humanos y a una economía desastrosa como sucede en Cuba, en Nicaragua, y, sobre todo, cada día más, en Venezuela.

Atentamente,

Lic. Francisco Dorta-Duque

Santo Domingo

El Nacional

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