Mil por mil
Señor director;
La misión 1000 X 1000, es decir, mil horas de docencia en cantidad por mil horas de docencia en calidad, que impulsa el ministro de Educación, Melanio Paredes, ha logrado el apoyo de todos los sectores de la vida nacional, incluyendo el sector magisterial.
La misión ha tenido un resultado positivo en la mejoría de la calidad de la educación, tanto en el Nivel Básico como en el Nivel Medio, como era de esperarse.
El esfuerzo que está haciendo Educación se debe valorar en su justa dimensión, pero no creemos que con sólo aumentar las horas presenciales de docencia en el aula se logra una verdadera calidad en la educación.
Otros elementos no menos importantes son la capacitación de los maestros, la real mejoría en los libros de texto (tanto en los contenidos -que deben ajustarse estrictamente a las necesidades del país- así como en el material usado para su fabricación, la participación activa de los maestros en el diseño y revisión de los currículos, como era costumbre en otros tiempos, la construcción de planteles aptos para llevar a cabo el proceso enseñanza – aprendizaje, y, sumado a todo lo anterior, la mejoría en la calidad de vida de los docentes.
Para lograr una verdadera calidad en la educación, se necesitan recursos, cuya fuente está claramente identificada, pues la Ley 66-97 establece como mínima para Educación el 4% del Producto Interno Bruto o el 16% del Presupuesto y Ley de Gastos Públicos, por lo que la partida presupuestaria para el Ministerio de Educación debe ser del 4% del PIB y no menos.
En este sentido, el nuevo Congreso tiene la oportunidad de reivindicar esa institución que desde hace algún tiempo se ha desacreditado por los escándalos que ha propiciado y por el cuestionamiento de que han sido objeto algunos de sus miembros, logrando incluir el 4% del PIB para Educación en el nuevo Presupuesto y Ley de Gastos Públicos e impulsando su posterior aprobación.
De esta manera el Congreso, muchos de cuyos miembros han sido reelectos, le haría un gran aporte al país, pues esta harto demostrado que sin educación ningún país se puede desarrollar, no importa que se construyan todas las líneas de Metro y todos los elevados del mundo.
Atentamente,
Prof. Apolinar Amador
Santo Domingo