Opinión

Cartas de los lectores

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Muerte en La Francesa

Señor director:

Por fin, el  fiscal del Distrito Nacional,  Alejandro Moscoso Segarra, negó rotundamente que mi primo, el finado Rubén Soto Hayet, estuviera ligado al caso Figueroa Agosto, como se ha insinuado y propalado. Tan cierto que, como afirmo el fiscal, “nunca se le interrogó”.  Rubén no hizo aclaración alguna, no por su “sencillez y humildad”, como se dijo en el cementerio, sino porque  nada había que aclarar.

Tampoco era un santón ni un indolente, como parece deducirse de palabras oídas en su entierro. Era  muy inteligente,  vivaz  y dinámico, pero decente y laborioso como pocos. Y todo avivado por una sonrisa perenne y el chiste a quemarropa.

Desde hace meses me vienen llamando amistades con la perplejidad de que “si era el padre de fulana”, chisme barato y sin sentido.

Conociendo a mi familia, avergonzado, pero presionado por las llamadas, llamé a mi prima Conchita, como le decíamos de pequeña, y haciéndome el tonto, para mí muy difícil, le tiré la indirecta. Y el fogonazo, típicamente familiar, me cayó encima “si fisiológicamente Rubén no me ha embarazado a mí, es porque no puede embarazar a nadie”. Sin comentario.

Conchita (tampoco es cierto que se llame Consuelo sino Concepción), y sus hermanos, que hoy son laboriosos cooperadores  en La Francesa, son hijos de un hombre  laborioso y honrado,  don Juan Elejalde, hijo de un inmigrante español y de mi tía Saturnina, cariñosamente llamado Juanito por la familia y amigos,  propietario que fue del más prestigioso y concurrido restaurante-cafetería de Nueva Gerona, Capital de Isla de Pinos, donde también nació Rubén y no en Pinar del Río, como dijo la prensa.

Por la tradición paterna, mi prima ideó La Francesa,  de la que fue y seguirá siendo alma y brazo. Porque La Francesa sigue…

Como muy bien se deduce de palabras del  ex presidente Hipolito Mejía, mi amigo personal desde 1962, quien conocía  bien a Rubén, al haber publicado el diagrama que lo vinculaba a Figueroa Agosto, la DNCD fue imprudente responsable del asesinato de Rubén, aunque de ninguna manera culpable.

Finalmente, hace pocos días,  Rubén y Conchita viajaron, como de costumbre, a Miami, donde vacacionaron casi un mes y regresaron. De haber habido algún vinculo con Figueroa Agosto, ciertamente no hubieran hecho un viaje feliz.

Atentamente,

Lic. Francisco Dorta-Duque

Santo Domingo

El Nacional

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