El Papa
Señor director:
El papa Francisco se ha pronunciado por una iglesia pobre y para los pobres. Su nombre está ligado a la pobreza, pero, sobre todo, a la solidaridad.
El nuevo Papa reconoce el apostolado por los humildes. También es jesuita, lo cual lo define como militante religioso entregado.
Estoy de acuerdo con quienes dicen que para un Papa nacido en Latinoamérica hay un gran desafío por delante. Para los humildes, la iglesia está representada en el sacerdote de barrio, el que no tiene colores en la sotana, y muchas veces ni siquiera usa sotana. Ese es San Francisco de Asís
América Latina, Asia y África son las zonas donde más ha aumentado históricamente el número de católicos y católicas. Y en esos continentes hay millones de personas que padecen hambre y miseria.
Ya está bueno de críticas que, en ocasiones son hasta calumniosas.
No hay que seguir ligando al papa a desapariciones, que delató a compañeros suyos durante los años de la dictadura militar argentina y que ha sido amigo de dictadores. Creo que Francisco Bergoglio, el antiguo cardenal, simplemente no fue político y no está dispuesto a tener marca partidaria, y por eso hay quienes lo tildan de muchas cosas.
Todo esto va a quedar desmentido cuando comiencen los cambios en la Iglesia Católica. Porque yo no tengo dudas de que el papa Francisco será un pontífice promotor de grandes transformaciones.
Y tendrán que tragarse sus palabras quienes lo han acusado de todo.
En la Iglesia habrá disciplina, se acabarán las malas prácticas de algunos, porque habrá castigo ejemplar.
Que a nadie le quepa duda de que el papa Francisco I tiene mano firme.
Y habrá una iglesia revitalizada, al lado de los pobres. Es lo que esperamos los católicos del mundo.
No es cierto que la Iglesia esté en decadencia, por el contrario, la Iglesia se revitaliza cada día, y la elección de este argentino de mirada apacible y apariencia mansa, es señal de ello.
No nos dejemos confundir al interpretar las señales de los tiempos. En este momento, la Iglesia da un salto espectacular. Tendrán que reconocerlo incluso quienes auguran lo peor Quizás lo hacen porque es su costumbre.
Atentamente,
Annie Salcedo.
Santo Domingo.