Por Maduro

Señor director:

Insisto en que debemos llamar la atención a quienes dicen que fue pírrica la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones del 14 de abril en Venezuela. Con 100 mil votos menos de los que sacó Maduro, Henrique Capriles estaría aferrado al poder y quien le hable de quitarse de ahí recibiría por respuesta que ni muerto lo haría. No me gusta disfrazar las cosas, las digo tal cual son, y Capriles, en conchupancia con otros, sigue tratando de sacarles dinero a sus amigos del norte.

Al margen de la coyuntura política, que es necesario analizar. Yo creo que si Henrique Capriles no tuviera padrinos poderosos, sería un majunche (y vuelvo a hablar en términos venezolanos) con todas las de la ley. Un tipo con problemas y haciendo cualquier cosa.

Maduro y Capriles, en este momento, se necesitan uno al otro, y parece que Capriles no ha entendido que, con su cerrazón, le da la oportunidad a Maduro de presentarse como agredido y enderezar lo que no pudo enderezar cuando ganó las elecciones. A esta hora, Maduro tiene más simpatía, y Capriles ya anunció que habrá que hacer nuevas elecciones, es decir, ya puso al descubierto la jugada que tiene debajo del brazo. No es una actitud inteligente.

No se puede desvincular la derrota de Capriles de la posición de derecha que exhibe y que él mismo cree que le puede favorecer.

Del mismo modo, puede ser que la derecha venezolana, con una figura menos vulnerable hubiese incluso ganado las elecciones, Capriles, si fuera menos fundamentalista, sería menos vulnerable, porque a él le han sacado el presente, el pasado y muchas cosas.

No quiero desautorizarlo ni decir que él no tiene importancia. La tiene, porque ha obtenido altas votaciones. Ahora, eso sí, él tendrá que hilar fino si no quiere que el pueblo, lejos de aumentar su apoyo y confiar en él, lo repudie. Y mientras más recurra al poder del norte, mientras más coincida él con los norteamericanos o los norteamericanos con él, menos votos tendrá, menos confiable le resultará a su pueblo. Si él no lo ha entendido, está muy rezagado.

Atentamente,

Clara Contreras.

Santo Domingo.