La seguridad

Señor director:

No he conocido todavía un barrio que sea seguro sólo porque las autoridades lo decreten.

Por eso es que me parece fuera de lugar toda la alharaca alrededor del programa Barrio Seguro. El presidente Leonel Fernández ha dicho que es un éxito y los funcionarios, incluyendo al doctor Franklin Almeyda, secretario de Interior y Policía, también dicen que ha sido tan grande el éxito que ellos no encuentran cómo definirlo.

No veo, sin embargo, que el éxito haya sido tal, porque en Capotillo, en Gualey, en Los Guandules y en cualquiera de los barrios que tradicionalmente han sido peligrosos, si la gente anda por ellos de noche, e incluso de día, tienen que tener mucho cuidado, porque el teléfono celular, los zapatos costosos, los espejuelos de marca, cualquier objeto puede ser motivo de que te maten o por lo menos te hagan pasar el susto de tu vida.

Es por eso que digo que los funcionarios que ven éxito en esto tienen que revisarse.

Igual hay que decir que en estos barrios el tráfico y consumo de drogas sigue siendo un serio problema y que esto hace crecer la delincuencia.

Lo más importante es que los fenómenos sociales se ataquen por sus causas, que los jóvenes tengan oportunidades y que sean borradas las causas por las que la delincuencia se enseñorea.

Si se quiere un ejemplo de barrio seguro hay que ver la labor que hizo en el sector de Cristo Rey el sacerdote Rogelio Cruz, un cura a quien las autoridades de la Iglesia tienen por malcriado, pero que hizo una gran labor con los jóvenes de Cristo Rey.

El padre Rogelio Cruz se relacionó con los jóvenes, los puso a buscar a Dios y también les hizo entender que, para ser socialmente aceptados, tenían que vivir de mejor modo.

Los asaltos disminuyeron, porque ya los jóvenes no estaban buscando un arma mejor para enfrentar a las pistolas de la Policía, sino que tenían como arma la formación y la búsqueda de la aceptación social.

A todo el mundo le gusta vivir bien y ser apreciado en su comunidad.

En Barrio Seguro los problemas sociales han quedado intactos, porque nadie se ha preocupado por llevar justicia, que es lo que la gente necesita, oportunidades, empleo, educación y respeto por la dignidad humana.

Atentamente,

Florinda Santiago

Santo Domingo